sábado, enero 08, 2011

MISERY INDEX- Heirs to thievery (2010)

No hay sorpresas: los MISERY INDEX de siempre haciendo lo que mejor saben hacer, que es dar caña, mucha caña. No han cambiado un ápice sus presupuestos y se mantienen fieles al estilo que los ha hecho populares y tan queridos entre gran parte del público. Tal constancia juega muy a su favor, porque uno siempre sabe qué se va a encontrar en sus discos, y MISERY INDEX son, a estas alturas, sinónimo de fiabilidad como pocos otros grupos.

Después de tres EPs, varios Splits y unos cuantos cambios de formación a lo largo de casi diez años, éste es ya su cuarto larga duración, y, si en su anterior “Traitors” del 2008 pareció que quitaban a ratos el pie del acelerador y que diversificaban algo más sus ritmos –aunque sin perder nunca su agresividad-, en esta última entrega mantienen esa tendencia pero a la vez retoman el estilo más extremo y básico de sus dos primeros discos: Grindcore a mil por hora y blasbeats para decapitar a quien se ponga por delante.

La fórmula les funciona a la perfección, porque todos los temas son sólidos y han recuperado su carácter más directo, marca de la casa. Pero al mismo tiempo el disco tiene variedad suficiente para no ser repetitivo y ofrecen más que una mera sucesión de blasts (“The Carrion Call” o “The Seventh Cavalry”), además de tener algunos “estribillos” y fragmentos pegadizos y fáciles de recordar (“The Spectator”, por ejemplo). Se puede decir que han encontrado un buen equilibrio entre todas sus anteriores propuestas a nivel constructivo, pero se echa de menos la presencia de ideas algo más inspiradas en las tareas compositivas, algo más de chispa o incluso, por qué no, de genialidad.

Mantienen esa base lejanamente Death o hasta Thrash en muchos riffs, que combinan con ocasionales ritmos Hardcore acelerados (la inicial “Embracing Extinction”), hacen los consabidos cambios de ritmo en casi todos los temas y lo empaquetan todo con una producción nítida y un sonido salvaje. Siguen las letras políticas y comprometidas y tanto Jason Netherton como Mark Kloeppel chillan y aúllan como posesos rebosantes de rabia, demostrando con todo ello la integridad y la honestidad que siempre ha caracterizado a este grupo.

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