jueves, mayo 19, 2011

GODLESS- Ecce Homo - Post lux tenebras, Pulsio XIII ultima ratio (2010)

Como si de una misa negra se tratara, estos chilenos convocan a todos los dioses infernales durante cuarenta y seis minutos a base de Death Metal maléfico, blasfemo y oscuro, muy oscuro, con algunos pasajes casi Doom en los que el tempo es arrastrado hasta volverse angustioso. Remontándose a los INCANTATION más clásicos con todo su poder de sugerencia y su culto por las sombras, construyen una atmósfera totalmente hechizante a la que cuesta sustraerse, y en este sentido el disco no flojea lo más mínimo, no abandona nunca dicho planteamiento y consigue que no disminuya ni un solo instante su capacidad de evocación abismal.

Frente a INCANTATION, ya que los menciono, su sonido no es quizá tan espeso, rocoso, casi impenetrable, pero sí es oscuro y diabólico y está deliberadamente ecualizado en favor del registro más grave, pero al mismo tiempo cuenta con unas guitarras algo menos crujientes y un poco más afiladas que en el caso de los norteamericanos. También la voz está menos al nivel del subsuelo, pero gruñe, brama y aúlla como un auténtico poseso. La batería, por su parte, toma del Black el sonido amortiguado de la caja y el nivel preponderante de los platos, lo que contribuye de manera magnífica a reforzar el aura infernal de la música.

Es en el apartado compositivo donde los resultados desmerecen un poco, ya que no abundan los pasajes destacables ni las frases llamativas o al menos ocurrentes, además de que los temas tienden a ser un conglomerado de partes no siempre bien trabadas unas con otras, sino unidas a base de cambios de ritmo algo forzados. Y luego está el hecho de que apenas hay fragmentos que puedan retenerse en el oído ni siquiera con una mediana serie de escuchas, salvo quizá en el tema “The ancient dream”, pero paradójicamente esto es una virtud: en un disco con semejante título -y títulos de canciones-, portada y ambiente de ocultismo, tal circunstancia adensa aún más el carácter hermético de la experiencia sonora en su conjunto y la vuelve aún más creíble cuanto más impenetrable se muestra, tanto o más como su enigmática y fabulosa portada.

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