martes, mayo 24, 2011

MAGISTRAL FLATULENCES- Pussyfist (2010)

Enfermos de la depravación porno-grind, vengan todos a saborear el banquete de vulvas chorreantes y los placeres del esclavismo sexual. Pero siempre dentro de un sentido del humor muy a la francesa y con una música más accesible y menos brutal de lo que pudiera pensarse. Lo que ofrecen estos lunáticos es media hora de voces guturales junto a otras aún más guturales, Grindcore a media velocidad, sonido metálico con producción clara –que puede recordar a sus compatriotas INHUMATE o a los rusos ANAL NOSOROG-, samples de mujeres forzadas que aún piden más y mucho cachondeo con temas como “Wolvurine Blues” o “Impaled Nazurine”.

La diversión está garantizada y la agresión sonora también, mientras que la perversión al final no es para tanto, y sabiendo cómo está el panorama de aberraciones extremas tanto en las letras como las imágenes de muchos grupos, a cual más retorcida e inimaginable, en este caso títulos como “Saint hole”, “Maxi pleasures” o “Fucker power” no van más allá de esbozar una sonrisa jocosa en el oyente. Luego hay otros algo más explícitos, tipo “Old fermented vulva remains”, “Cum gargling regurgitation” o “Respect your car, despise your wife”, pero en realidad esto es lo más lejos que llegan y además no deja de tener su coña.

La música es brutal, qué duda cabe, pero la contención rítmica y la diáfana producción del disco ayudan a que todo se entienda bien y evitan la indescifrable masacre sonora que otras veces encontramos en el género. Aquí lo único pastoso son las voces, a diferencia de las guitarras y sobre todo de la batería, que tiene toda la pinta de ser programada y suena perfectamente nítida, mientras que la mayor contundencia la aporta el bajo-bulldozer atronador. Y los temas prefieren ritmos cabeceables en vez de usar sólo blasts, tienen suficiente variedad de velocidades como para ser amenos y distinguibles, y muchas veces inventan ocurrentes juegos entre las voces –como en “Mini size”- o incluso usan algún discreto toque solista como en “Mother’s vagina”, entre otras cuantas.

Le añadimos los efectos sonoros de turno y varias rarezas en las estructuras –como algunas partes extra después de que el tema parezca haber terminado, aparte de un tema final techno-grind especialmente cachondo-, y el resultado es mucho más que satisfactorio. Quizá los devotos de la degeneración extrema y la pastosidad sonora lo encuentren flojo, pero visto al margen de posturas radicales, creo que esto es un producto de lo más logrado y a la vez equilibrado que se puede conseguir sin traicionar los presupuestos del género.

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