martes, julio 05, 2011

GOREPHILIA- Ascend to chaos (EP, 2011)

Este es el primer larga duración de los finlandeses GOREPHILIA, tras haber editado un par de Demos y haber cambiado en el 2007 su anterior nombre GORETEXX por el actual. En realidad no es un “larga duración”, y de hecho lo presentan como MCD (también hay disponible una versión en Mini-LP a cargo de Me Saco Un Ojo Records), pero son veintiocho minutos y tal como anda el tema no está nada mal, a diferencia de lo que hacen otros sellos o grupos. Creo que nunca terminaré de entender en qué se basan unos y otros para decidir lo que es cada formato, al menos cuando el soporte es un CD, pero en cualquier caso me parece buena la postura de estos finlandeses o la de su sello -o la de todos ellos-: el disco incluye un interludio ambiental de más de dos minutos y medios con sonidos del viento, golpes varios y otras tonterías de relleno que, la verdad, cumplen mejor su función de crear atmósfera y sientan menos mal al comprador cuando te dicen que se trata de un EP y cuando no parece que es una estrategia para calzarle la etiqueta de LP de manera forzada.

Y vamos con la música, que es lo principal: lo que ofrecen en esa casi media hora es un homenaje a la tradición del Old School Death Metal de su propio país, es decir, DEMILICH, DEMIGOD, ADRAMELECH, con el peso rítmico de unos GRAVE y la oscuridad maléfica de INCANTATION, todo revestido con un sonido muy logrado y una caracterización que logra trasportarnos a las esencias del género sin que se note que estamos en pleno siglo XXI. Pero lo sabemos, claro, y eso es algo que no puede obviarse y que pesa sobre la impresión que causan los temas y el disco en general, todo muy conocido y basado en patrones y modelos ajenos, aunque muy bien elaborado, desde luego.

“Give in to madness”, el tercero de los temas, empieza queriendo ser más rápido que el resto, en los que predominan los tempos lentos y las sonoridades densas, aunque luego baja a ratos y se adentra en otra serie de secciones bastante diferentes. En general la larga duración de todos ellos (ninguno baja de los cinco minutos) hace que junten en cada uno partes demasiado distintas, y podrían haber intentado dar a su música una mayor inmediatez con canciones más compactas y directas, cosa que logran sin problema en algunos riffs magníficos de “Death, chaos, doom”, que planteados de otro modo quizá podrían haber engendrado dos temas con mayor cohesión en vez de uno tan deslavazado. En todo caso, se trata de un disco hecho con gran conocimiento de causa y con una presentación final altamente atractiva.

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