domingo, septiembre 04, 2011

Thrash Metal: Algunos antecedentes



Nunca está muy claro cuándo empieza a usarse una etiqueta para referirse a un estilo determinado, y mucho menos visto desde España, donde siempre nos han llegado, o al menos así era antes de la implantación masiva de internet, sólo los efluvios de la cultura anglosajona, y donde podían suceder cosas como encontrarse a STRYPER en un especial de la Heavy Rock dedicado al Thrash. Me atrevo a suponer que esto sólo podía pasar aquí y que habría sido impensable en cualquier país alejado de la zona mediterránea, en donde siempre hemos arrastrado un claro retraso respecto a ingleses, americanos, alemanes y suecos. Tampoco había muchas más naciones exportando música cañera en los ochenta, pero los que la recibíamos lo hacíamos con distinto grado de frecuencia e incluso de fidelidad, y España en particular nunca fue tierra propicia para el Rock en general y menos para el Metal.

Así que en estas andaban nuestros “jebis” patrios en los ochenta, con su tradicional personalidad inclinada hacia el horterismo y su casi endémica chabacanería, aparte de las circunstancias sociales y políticas del país y las limitaciones económicas, cuando en los lejanos Estados Unidos estaba empezando una revolución musical sin precedentes… Como para que nos pudiéramos enterar de si el nombrecito surgió en tal o cual momento, o a qué bandas se las denominó antes como Thrash, o qué rasgos se le atribuían al nuevo estilo. Lo que está claro es que aquella fue la puerta por la que después entrarían los demás estilos extremos y que, por tanto, el Thrash Metal fue el primero de los géneros de Metal extremo y seguramente la madre de todos los demás, pero aquí íbamos a la zaga.

Las camisetas lo dicen todo
 
Afortunadamente hoy se pueden descargar muchos de los fanzines originales de la época y se puede rastrear todo lo que ocurrió, casi como si se estuviera allí mismo y en tiempo real, hasta dar con una respuesta más o menos aceptable. Arrojar cierta luz, por ejemplo, sobre la importancia del Hardcore, del Punk o del Heavy en los gustos de aquellos adolescentes cafres y saturados de testosterona, la influencia que tuvo en ellos cada estilo en un momento en que ignoraban la dimensión futura de lo que estaban creando. O poder comparar en qué porcentaje el Thrash siguió una línea más bronca y macarra frente a otra más afilada y metálica, o por qué Europa en un principio se distanció de la evolución más técnica que vivió el género al otro lado del Atlántico. Son todas cuestiones interesantes que en la actualidad pueden indagarse con relativa facilidad, siempre que se disponga de tiempo suficiente, lo cual a veces es mucho pedir.

Así que por mi parte, y mientras reúno información de fuente originales de la época, me voy a entretener –porque esto no va más allá de un pasatiempo y porque, además, todo lo que diga aquí es de mi cosecha y no tiene por qué ser la única verdad- en seguirle la pista a algunas canciones que, en mi modesta opinión, se adelantaron al estallido del Thrash o al menos a su vertiente más acerada y más directamente emparentada con el Heavy y no con el Hardcore. Insisto, como esto no responde a una investigación sistemática, sino que está hecho a partir de mis ideas particulares, mis recuerdos y mi visión fragmentaria, no pretendo retratar un panorama completo ni dar unas conclusiones exhaustivas, sino sólo contar qué cosas, a veces o desde siempre, me han llamado la atención.


EXODUS en 1982 con Kirk Hammet y unas pintas de cuidado

En primer lugar aclararé que soy de los que identifican el Thrash con su lado más metálico y no con su herencia hardcoriana, y siempre me ha parecido que tuvo más importancia el proceso de enfatizar ciertos rasgos ya presentes en el Heavy que la influencia del Punk o del Crossover. Grupos como D.R.I. me parecen estar más en este segundo lado, mientras que yo veo el paradigma del Thrash en discos de intachable factura metálica y sonido pulcro como el “Reign in blood”. Y ciertamente el desarrollo posterior del género me da la razón, pero nunca sabré cuánto hay de erróneo o incompleto en mi visión al no haber vivido desde dentro los años americanos de gestación anteriores a discos de este tipo, es decir, ese primer magma en el que bullían también los propios SLAYER cuando parieron el “Show no mercy”, aún muy inclinado por el Crossover y el Hardcore más bruto y acelerado.

Luego el género se bifurcaría con la creación del Thrash a medio tiempo en discos como el “Peace sells”, también de 1986, y sus riffs intrincados y llenos de notas, a diferencia de los tempos y los riffs de la banda de Kerry King. Pero yo sitúo el prototipo de riff thrashero en temas como “Metal Militia”, “Evil has no boundaries” o, dos años más tarde, “Gung-Ho” y por supuesto todo el “Bonded by blood” de principio a final, en lo que considero el primer disco de Thrash puro al cien por cien. Me estoy refiriendo a ese riff que consiste en una nota base repetida a cien mil por hora a la que le sucede un pequeño motivo o célula final, es decir, el esquema del riff principal de “Angel of death” o de los tres temas mencionados. Curiosamente, en sus respectivos LPs esos tres temas aparecían en posición extrema, bien al principio o al final, y algo induce a pensar que los propios grupos eran conscientes de la radical novedad de ese tipo de riffs y de temas.

Así que, metido en esta visión individual y algo caprichosa, es normal que siempre me hayan llamado la atención otros temas y riffs similares pero anteriores a 1983. Y sorprendentemente todos proceden de fuera de Estados Unidos. En primer lugar se me ocurre el tema “Black Metal” de VENOM, donde por debajo de su sonido sucio y su atmósfera oscura encontramos un riff puramente Thrash antes de que existiera el “Kill ‘em all”. El disco apareció en noviembre de 1982, y un mes antes los alemanes ACCEPT habían publicado “Restless and wild”, que comenzaba con otro trallazo clásico como “Fast as a shark”, también construido a partir de un riff principal puristamente Thrash y adelantado a su época. Pero es que en aquel mismo año nuestros BARÓN ROJO ya habían hecho lo mismo con el tema “Resistiré” del álbum “Volumen brutal”, una de sus piezas ineludibles en todos sus conciertos desde entonces.

Y qué decir del “Ace of spades” en 1980, otro caso semejante al de VENOM, ya que si prescindimos del sonido áspero típico del grupo, lo que tenemos es un riff de Thrash arquetípico. Y en discos de SAXON hay también ejemplos sueltos en el mismo sentido. No en vano METALLICA eran adoradores a muerte de la NWOBHM y flipaban con grupos como DIAMOND HEAD y SAVAGE, y asimilaron todas esas fuentes para fundirlas en su primer y pionero álbum. Hasta aquí, como se ve, los ejemplos parten de Europa y en su mayoría de Inglaterra, pero es que si retrocedemos algo más encontramos otro riff de igual diseño en la parte central del tema “Sheer heart attack” de QUEEN, en el disco “News of the world” de 1977. Y en la década anterior otros ingleses, pioneros e influyentes como pocos, ofrecían ya el mismo diseño: LED ZEPPELIN en 1969 habían engendrado con “Communication breakdown” lo que, sin aventurar demasiado, se puede considerar el primer riff proto-Thrash de la historia del Rock.

Pero repito que todo esto es de mi cosecha y que no me he molestado en hacer una búsqueda más rigurosa que la que ha dictado mi propia afición a la música, por desmedida que sea, y es posible que esté subestimando otras cosas que en su momento fueron más influyentes. El caso es que, a partir de estas conclusiones, resulta curioso ver que después no hubo Thrash Metal precisamente en Inglaterra, o no lo exportaron (como en los casos de SLAMMER o ANIHILATED, aunque sí en el de ONSLAUGHT). El que se creó en Europa salió casi todo de Alemania, con los nombres insignes de SODOM, DESTRUCTION, KREATOR, TANKARD, DEATHROW o los primeros HELLOWEEN y otros muchos como ASSASSIN, NECRONOMICON o HOLY MOSES, mientras que en Suiza estaban CORONER, en Bélgica CYCLONE, en Brasil SEPULTURA, en Canadá VOÏVOD, SLAUGHTER, SACRIFICE o RAZOR y en Estados Unidos siguieron TESTAMENT, OVERKILL, FORBIDDEN, SACRED REICH, DARK ANGEL y mil bandas más, todas ellas continuadoras de ese primer germen fundacional que, al menos en parte, se había gestado en el viejo continente.



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