domingo, octubre 09, 2011

TOTAL FUCKING DESTRUCTION- Hater (2011)

Tan desquiciados como siempre, las hordas del exbatería de EXIT-13, Richard Hoak, muestran una vez más su locura y versatilidad con un nuevo disco completo, el tercero ya. El grupo, por cierto, lo formó Hoak tras la ruptura de BRUTAL TRUTH en el 98, pero con el regreso de estos el muchacho ahora está pluriempleado. Y siempre en los dominios de la brutalidad y en primera línea de la vanguardia del Grindcore, para lo cual no hace falta caer en elitismos ni hacer cosas ultrainnovadoras que no entienda nadie, simplemente dejar salir este torrente de caos pluriforme, este ataque sonoro sin reglas y pleno de creatividad, mala leche y socarronería.

Este tercer álbum lo ha publicado Bones Brigade en Europa a través de su subsidiaria Kaotoxin, en Japón Ritual Records y en Norteamérica Translation Loss/Waylon Recordings, y le han puesto el escueto título de “Hater”, a diferencia de sus predecesores “Zen and the art of Total Fucking Destruction” (2007) y “Peace, Love, and Total Fucking Destruction” (2008). En el segundo se ve bien el carácter irónico del grupo y su corrosivo sentido del humor, que se plasma también en la portada de este último disco, la cual valdría perfectamente como representación gráfica del título del 2008.

Ninguno de sus álbumes “completos”, incluido este, llega a la media hora, pero tampoco se echa en falta porque es tal la cantidad de cosas que les da tiempo a meter -giros, ritmos, gritos, estribillos, riffs pegadizos y ralladas varias- que ni se nota, y hasta parece mentira que todo haya ocurrido en tan corto espacio de tiempo. Pero si alguien tiene necesidad de TFD intravenoso, recomiendo su recopilación “Compact Disc Version 1.0”, donde agrupan sus primeras Demos, casi una hora de sobredosis primaria e inclasificable. Después han sacado también más de una docena de Splits, costumbre típica de tantos grupos Grindcore, con AGATHOCLES a la cabeza, por supuesto.

Sus letras también son altamente recomendables, y si surge la ocasión de leer alguna entrevista también merece la pena. Sin ser un grupo estrictamente político, sí tienen una visión clara del mundo y la expresan de forma aguda y furiosa, a la vez con rabia y desencanto. Sus diatribas tienen algo de absurdo, de donde surge su peculiar sentido del humor, y un título como “Nihilism Emptiness Nothingness Nonsense”, de su primer larga-duración, lo resume bien.

No hay mucho más que añadir y lo mejor es dejar que la música hable por sí misma. Una música igual de efectiva en las partes pesadas que en las partes a toda velocidad con blasts inalcanzables, en los ritmos groovies tanto como en los más ásperos, en los temas de cuatro segundos o en los estribillos más fáciles y pegadizos (“Everything you need but nothing you want”, “Human is the bastard”, “Time theft”, etc.). Un disco que deja en evidencia la pobreza de esa fórmula tan común que consiste en “un riff cualquiera+un blast+unos gruñidos” y marchando otro tema de Grindcore, y que demuestra por tanto que el género tiene un amplio horizonte y ni mucho menos está tan limitado como a veces se piensa. Un disco que está sólidamente plantado en el siglo XXI y que a la vez nos devuelve la crudeza, la imaginación y la libertad de los orígenes del género.

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