jueves, enero 05, 2012

FLESHGOD APOCALYPSE- Agony (2011)

Discos como este son los que abren caminos y posibilidades, sin necesidad de rizar el rizo ni ser extravagantes. Un disco brutal y con señas de identidad ancladas en la tradición más orgullosa del Death Metal, pero al mismo tiempo arriesgado e innovador sin recurrir a experimentaciones, trucos huecos o fuegos de artificio. Brutal Death Metal con todas las letras, con la potencia atronadora y el poder destructivo que siempre han tenido estos italianos pero ahora además abrazando nuevos e interesantísimos aires.

La fórmula es sencilla de enunciar: BDM con orquestaciones sinfónicas y alguna voz operística. Ahora bien, las fórmulas no son más que declaraciones de intenciones que luego tienen que venir respaldadas por temas eficaces, y aquí hay temas, temazos, bombas atronadoras y cargas de profundidad. Se han quitado de encima la vorágine de tecnicismo y enrevesamiento que en discos anteriores armaba tanto revuelo, y ahora, sin tanta distracción, se concentran en la música y las ideas al 100%. Riffs intratables, baterías que literalmente vuelan, una voz apocalíptica y una producción de infarto son las herramientas con que plasman esas ideas, y en todo ello el resultado es supremo.

Y la parte orquestal… No estamos ante uno de esos vergonzosos engendros en los que está metida con calzador y sin que pegue lo más mínimo, sino que lleva la voz cantante y sus melodías están concebidas directamente para la orquesta, no son un refrito artificial embutido después sobre los riffs originales. Y tampoco son las orquestaciones de fondo que usan tantos álbumes de Black, aquí hay una participación de las cuerdas eléctricas y de las clásicas exactamente al mismo nivel. A muchos podrá no gustarles, pero está hecha con factura impecable y además demuestra una osadía espectacular por parte del grupo, todo un lujo en estos tiempos de conformismo y clones en cadena.

Si uno escucha el disco centrándose en la brutalidad y el puro ataque deathmetálico, tendrá lo que busca, pero si quiere podrá también apreciar el diálogo que establecen los instrumentos, entre sí y también cada tipo de instrumentos frente al opuesto, cómo se ceden los papeles principal y secundario, las melodías de unos y otros, las distintas voces, los solos de guitarra -perfectamente fraseados- que se entretejen con pianos o metales que sobrevuelan la base ultrabrutal… Todo un espectáculo donde disfrutar a muy distintos niveles y un álbum que ofrece matices nuevos a cada escucha y mundos insospechados para seguir descubriendo una y otra vez.

Y si no alcanza la perfección es porque le habría venido bien una mayor variedad en la velocidad, excesivamente encasillada en los tempos ultrarrápidos (excepto en “The Forsaking”), y también porque algunas de las melodías operísticas que entonan las voces limpias se parecen demasiado. Las primeras veces algunas incluso parecen un leit-motiv que aparece y reaparece, lo que habría sido un hallazgo más en un disco de este género… pero no, simplemente es que se parecen demasiado y cuesta distinguirlas. Pero estos dos puntos son los únicos reproches que se le pueden hacer a este disco portentoso, valiente y a la vez demoledor, todo un ejemplo apoteósico de creatividad y brutalidad unidas y puestas al servicio de un impulso común.

No hay comentarios: