domingo, noviembre 09, 2014

PYRACANDA- Two sides of a coin (1990)

Seguimos en 1990, un año que he tardado en explorar para esta sección, quizá por estar a caballo entre dos décadas muy distintas y por haber servido de tránsito de grandes cambios, pero que fue rico en creatividad y muy próspero en cantidad de buenos álbumes, seguramente por las mismas razones que acabo de mencionar. No creo que PYRACANDA se puedan considerar propiamente “ocultos” o desconocidos: sin haber sido un grupo ni pionero ni de primera línea, ocupan un discreto puesto en la historia del Thrash de los 90 y aparecen mencionados cuando se citan o se repasan grupos de entonces que, como ellos, tuvieron una prometedora pero corta carrera. Rescatar este disco ahora es, más que el acto de descubrírselo a nadie, el deseo por mi parte de reivindicarlo abiertamente.

Al igual que otros tantos grupos que llegaron tarde, PYRACANDA estaban ya prácticamente fuera de juego en 1990, y en su caso, siendo alemanes, también fuera de lugar, porque su estilo es muy poco continuista de la herencia germana. Pero este debut es una gozada de arriba abajo, desde el ritmo poderoso con el que entra imparable la estrofa de “Top gun” hasta la última nota de “Don’t get infected” y su fidelidad al más tradicional Thrash Metal de manual. Puede que no destacasen por su originalidad (puede y, ciertamente, así fue), pero suenan arrebatadoramente frescos en un momento en que el género se había ido ya por las ramas de la Progresividad desmedida, suenan directos, espontáneos y adictivos. Como siempre, esto dependerá de gustos, pero a un servidor le resultan irresistibles, al margen de si aportaron o no algo sustancial a una escena que, no lo olvidemos, para entonces ya estaba consolidada, desarrollada y -empezándose a dibujar ya su ocaso- casi finiquitada.

Uno de los grandes aciertos y atractivos de “Two sides of a coin” es que dentro del estilo eminentemente Thrash hay una buena proporción de elementos provenientes de otras escuelas, en particular Speed y Heavy Metal -en ocasiones hasta se insinúan sonoridades Power, cosa nada rara en un grupo alemán-. Otro rasgo fundamental es que se trata de un disco de estilo vocal, más que instrumental, y me explicaré: con el paso de los años el Thrash se separó completamente tanto de la rama del Heavy como de la del Punk/Hardcore de las cuales procedía -salvo en los casos gloriosos de álbumes como “Bonded by blood” que nacieron ya completamente acabados y sin rastro alguno de su metamorfosis-, pero en los discos primerizos se aprecian aún restos de ese proceso de transformación, uno de los cuales consiste en que los temas parecen haber sido pensados a partir de un estribillo fácilmente coreable o bien una estrofa con una línea vocal muy definida, a veces hasta melódica, en lugar del enfoque ya maduro del género que consiste en sustentar los temas sobre un riff, metiendo luego la voz donde buenamente quepa, a veces con calzador y con poco o nulo interés. Y en estas estábamos, ya en fecha tan tardía como 1990, cuando PYRACANDA se arrancan con este álbum plagado de estribillos directos y efectivos y de estrofas cantables al más puro estilo de casi una década atrás.

Pero es que si algo dejaron claro con “Two sides of a coin” es que solo les preocupaba pasarlo bien y hacer buenos temas, temas potentes, variados y rabiosamente inspirados, temas que llegasen al oyente para crear una modesta lista de himnos como “Delilrium tremens (Tremendous)”, “Rigor mortis” o la mencionada “Top gun”. Todo indica que a PYRACANDA les da igual la fecha en la que debutan, les da igual el futuro y, sobre todo, les da igual el pasado, algo que harían muy bien en imitar los grupos actuales de Thrash Metal. No se preocupan de cumplir ninguna lista de instrucciones ni de encajar en moldes predefinidos, y esa libertad de miras es una más de sus herramientas para sonar frescos como nadie. Solo en “Welcome to Crablouse City” se ponen un poco más serios, probablemente para cumplir con los requisitos propios de un tema de siete minutos, pero el resto del disco es un festival de disfrute sin pretensiones de nada más. Si le añadimos arpegios, partes melódicas, solos limpios, armonías diatónicas, una semi-balada como “Dreamworld (Goodbye, Mary Anne)” y de remate el Bonus-track “Loser” colocado en octava posición de la edición en CD, la impresión es que los elementos más alejados del registro Thrash se van intensificando hacia el final del disco. “Loser”, en efecto, es un tema que llama la atención -por el diseño de su riff principal y por su ritmo de batería, no tanto por su línea vocal- y que contrasta demasiado con el resto; en el fondo es poco más que Heavy acelerado y tocado con más mala leche de lo habitual, y supongo que por eso lo incluyeron en esa posición del álbum.

El disco se cierra con “Don’t get infected”, tema que, tras una anecdótica reminiscencia del “Wasted years” de IRON MAIDEN en su comienzo, ataca sin piedad un riff clásico de Thrash ochentero para ofrecer después una nueva demostración del buen hacer de estos inclasificables teutones, a base de líneas vocales inspiradas, estribillo sencillo y pegadizo, riffs cortantes, oportunos cambios de ritmo, una estructura variada pero sólida, velocidad, frescura y mucha energía. Por cierto, la carátula trasera tanto del vinilo como de la edición en CD contiene errores tipográficos y ciertas omisiones, en concreto en los títulos “Welcome to Crablouse City”, “Delirium tremens (Tremendous)”, “Dreamworld (Goodbye, Mary Anne)” y en la versión en CD “Loser”, nada del otro mundo, en todo caso, aunque son muchas juntas y se podrían haber evitado. Tras “Two sides of a coin” PYRACANDA publicaron un segundo álbum, “Thorns”, que oscila entre volverse por momento más duro y en otros más intrascendente, pero que en general les quedó demasiado serio y bastante más soso que este fenomenal debut del que al menos yo pienso seguir disfrutando por muchos años.

jueves, octubre 30, 2014

ALITOR- Eternal depression (2014)

Pocas veces me sucede que cuando escucho por primera vez un disco actual me deje clavado en el sitio y lo oiga de principio a final sin pararlo. En este caso recuerdo cuándo fue y cómo fue, y tengo la impresión de que esa imagen se quedará en mi cabeza para siempre. Al igual que con las personas, pocos halagos se le pueden dedicar a un disco mayores que decir que uno recuerda fielmente aquella primera escucha. Pues así fue con este "Eternal depression", título que, por cierto, no tiene nada que ver con el estilo de la banda y que no sé a santo de qué le han adjudicado. Esto no es ni Doom ni Drone ni Depressive Black, es Thrash del bueno, Thrash Metal del mejor que se puede uno echar a la cara, y ahí entra en juego otro elemento para que mi admiración por él sea tan rotunda, ya que hace tiempo que pienso que todo el "nuevo" Thrash que se produce no tiene nada de nuevo y me estomaga hasta límites indescriptibles, desde el hecho de que los grupos hagan gala de la etiqueta "sonamos a SLAYER y EXODUS" como algo digno de orgullo hasta la propia música, repetitiva, previsible y clónica, como no podía ser menos con tal de confirmar la mencionada etiqueta. Pero sigo escuchando y escuchando a ver si encuentro algo que me contradiga, y fue gracias a tal empeño por lo que me crucé con esta maravilla, así que solo por eso doy por buena la infinidad de horas malgastadas con grupúsculos de retro-Thrash de tres al cuarto.

No entiendo por qué en ciertos sitios describen a ALITOR como Thrash progresivo, porque si se les compara con el Thrash de los primeros 90, el de los "Distortion" de FORBIDDEN, "Life beyond" de DEATHROW, etc, o con grupos que siempre tuvieron vocación progresiva como MEKONG DELTA, REALM o WATCHTOWER, hay muy poco en común. Lo que ocurre es que ALITOR están por encima de dogmas de estilo y hacen lo que les da la real gana, aparte de que tienen una ejecución impecable y un gusto por los detalles increíble. Si les apetece meter blasts lo hacen, si quieren abordar pasajes de Death melódico, también, si quieren gruñir gruñen, si quieren doblar guitarras solistas las doblan y si quieren exhibir precisión instrumental van sobrados. Pero el estilo es Thrash, Thrash Metal con mayúsculas, Thrash con toda la carga de técnica y de furia inherentes al estilo y a la vez con un grado de libertad absolutamente glorioso. Pero todo este planteamiento no sería por sí mismo efectivo si los temas no acompañaran, y vaya si acompañan... Cuando un grupo está en estado de gracia a nivel compositivo se nota, la inspiración fluye, cada riff es único, cada frase y cada solo son una pequeña obra maestra, y si a tanto talento se le une la habilidad de construir los temas con coherencia, el resultado es perfecto, como aquí sucede. De hecho, la madurez que exhiben al engarzar todos los materiales es sorprendente en un grupo novel que publica su debut, y da pie a soñar con una carrera de primerísimo nivel si las cosas no se les tuercen por el camino.

Aparte de todo esto, el disco suena de maravilla, la producción es clara y a la vez potente, el sonido es brillante y cortante como acero recién pulido, y la ejecución del grupo tiene la intensidad de un vendaval de energía juvenil. Me río yo del último disco de EXODUS y de sus torpes intentos de recuperar pegada, o en otros tiempos de perderse en construcciones megalíticas y riffs complicados: este "Eternal depression" tiene ambas cosas y multiplicadas por cien, la vitalidad que desprenden ALITOR es arrolladora y a la vez es fresca, y sus composiciones no dan descanso. Velocidad, riffs técnicos, momentos melódicos, detalles de precisión instrumental, partes pegadizas, solos inspirados, entusiasmo y fuerza, estilo personal... no sé qué más pedirle a un disco de Thrash en pleno 2014. Solo uno de los ocho temas baja de los cinco minutos de duración, y solo en uno de ellos -"Nothing lasts forever"- he encontrado una frase que no suene propia y personal, sino en este caso importada del "Hallowed point" de los dioses por antonomasia. Si tuviera que destacar alguno no sabría en cuál fijarme, quizá el propio "Eternal depression", que reúne todos los rasgos de estilo del grupo, aunque no le anda lejos "Contorted existence", que combina como pocos las partes agresivas con las melódicas (estas tienen gran peso durante la primera mitad del álbum y luego se van atenuando en la segunda) y tiene uno de esos microscópicos y maravillosos detalles de poco más de un segundo al acabar el estribillo, tal vez la final "Drained", la más larga de las composiciones y que de nuevo agrupa todo lo mejor de ALITOR, quizá "Horror" por su estribillo tan característico, o bien simplemente "Realm of grief" porque es el primer tema y con él empezó aquel fabuloso encontronazo que me dejó y me sigue teniendo en estado de conmoción y admiración a partes iguales.

jueves, octubre 16, 2014

ASSESOR- Invaze (1990)

De nuevo viajamos hasta 1990, para encontrarnos con la que tal vez sea la primera banda checa (por aquel entonces checoeslovaca) de Death Metal, o de Thrash/Death. Una banda, además, con un estilo peculiar y muy personal, incluso un poco "rara" en el mejor sentido, que difícilmente recordará a nadie en concreto y que en este debut logró crear su propio paradigma musical. En momentos aislados se pueden apreciar ecos de otros grupos, pero tan variopintos que irían desde KREATOR y CORONER (probablemente su mayor influencia y con quienes comparten motivo icónico para esta portada) a VOÏVOD pasando por POSSESSED o CELTIC FROST. En fin, un mejunje bastante insólito y una más de tantas piezas valiosas que se fueron quedando enterradas en el olvido con el paso de las décadas. En su caso influyen también la procedencia geográfica y el hecho de no haber estado en un sello grande, así que doble razón para darle al único disco que editaron en su día algo de la difusión pública que se merece.

El género que practican se mueve en la frontera entre el Thrash técnico y un Death Metal primerizo. Ni en uno ni en otro apartado presentan riffs típicos, previsibles o que suenen familiares, sino que tienen siempre su propio enfoque, como hacían la inmensa mayoría de grupos por aquel entonces. Partiendo de una clara inclinación por lo técnico, sus temas presentan riffs precisos e inquietos por igual a cargo de un concienzudo Jarda Pracna a la guitarra, que incluso se intensifican hacia el final (en "Volaní bitvy" y "Svedomi"), intrincados ritmos de batería llenos de pequeños detalles, un bajista a la misma altura que sus compañeros, extraños desarrollos melódicos, ocasionales disonancias y en todo momento un impecable trabajo al conjuntar los tres instrumentistas sus respectivas partes.

En general no es un disco fácil, no entra a la primera y no tiene el atractivo de la música más apegada a lo convencional, pero por eso mismo su disfrute supone un reto estimulante, tanto para el oído como para la mente, al que hay que añadir el punto de exotismo que tiene oír las letras en checo, y tiene la ventaja de que cuando le coges gusto y se te mete en la cabeza ya no sale de ahí. La producción es de lo más modesta que se pueda imaginar, sin remezclas y con un sonido casi maquetero o propio de un local de ensayo, pero muy diferenciado al separar instrumentos, con lo cual todo se oye a la perfección, y por otra parte la falta de medios supone el encanto de lo sencillo, de lo auténtico y real, y le da a la ejecución una cercanía que compensa la falta de inmediatez de las composiciones.

Los primeros temas pecan quizá de ser algo parecidos, particularmente en la estrofa (al menos los temas 1 y 3, "Setkání" y "Nárky Zapomenutých"), pero rápidamente superan este pequeño escollo y a partir de ahí cada uno crea su propio microuniverso y tiene identidad propia. En la instrumental "Apokalypsa" despliegan todas sus cualidades y hacen gala de sus mejores rasgos de estilo (no ocurrirá así al cerrar el disco con la también instrumental "Destrukce", bastante elemental y poco acorde con el resto del álbum), y en el tema-título incluso ganan pegada gracias a un estribillo simple pero efectista. Al año de la edición original apareció la versión en CD, con portada ligeramente distinta y dos temas más que van intercalados entre el 6 y el 7 originales, de manera que el 7 pasa a ser ahora el 9 y así sucesivamente. El añadido es todo un acierto, porque se trata de dos de los mejores temas, en especial "Prijmi svuj osud", el más largo del disco, con su ritmo de depredador al acecho, sus llamativas dobles cuerdas disonantes en el bajo y su curioso desarrollo intermedio.


El grupo se separó al poco de editar este trabajo, se reunieron en el 2005 y al parecer sacaron un nuevo disco en el 2012 con una formación distinta, el cual no he tenido ocasión de escuchar. Aun concediéndoles el beneficio de la duda, es su solitario "Invaze" de 1990 (mismo título que usarían unos años después para un disco sus compatriotas MANIAC BUTCHER) lo que les hace destacar en el panorama internacional de aquel momento, al menos mirando hacia atrás desde el presente, y lo que les hace acreedores de un puesto de honor que merece la pena reivindicar.

domingo, septiembre 14, 2014

AFTERLIFE- Surreality (1992)

Este es otro álbum de los varios que publicó el sello americano Grind Core a principios de los 90, dando lugar a una pequeña lista de discos a cargo de grupos que desaparecieron tras publicar su debut. Tal es el caso de AFTERLIFE (una de las varias bandas que existen bajo ese nombre, no solo en su país natal, EEUU): sacaron una Demo en el 91, al año siguiente este LP y se acabó, y luego sus miembros tampoco siguieron carreras en grupos de renombre. Al menos dejaron este trabajo de buen Death Metal clásico en el que si hay que destacar un rasgo, es el de la variedad. Pero sin rarezas y sin mezclas imposibles de cuajar. Simplemente es Death Metal en una onda CANNIBAL CORPSE, MORGUE, MONSTROSITY, etc, pero que continuamente se niega a repetir ritmos, estructuras, frases o registros vocales, de modo que sin partir de unas ideas deslumbrantes ni una inspiración fuera de serie, logran crear uno de esos discos que han quedado postergados a lo largo de las décadas sin que su olvido sea achacable a su calidad. Aquí la hay, y sin brillar quizá a la altura de los padres del género, sí alcanza un nivel por el que merece la pena echarle un tiento y redescubrirlo casi un cuarto de siglo después.

El disco se hace corto, posiblemente demasiado, son siete temas en poco más de media hora, si bien todos salvo el último rondan los cinco minutos, pero la sensación que deja al terminar es la de que podrían haberlo estirado un poco más y no habría pasado nada, gracias a ese rasgo de variedad que ya mencioné y que hace que todos los temas sean amenos y no parezcan durar cinco minutos. Curiosamente no reutilizan ninguno de los cuatro de la Demo del 91, pudiendo haberlo hecho y manteniendo aquellos, además, un estilo casi idéntico a los incluidos en el debut oficial. Es decir, un estilo que recurre a los cambios continuos, muchas partes contrastantes en cada tema, junto a riffs clásicos y un gusto general por los ambientes oscuros. En lo que sí ganaron claramente al grabar el larga duración es en la variedad vocal, ya que en la Demo se ceñían exclusivamente a un único timbre, lo que, unido a la escasa calidad del sonido, daba como resultado una sensación de monotonía que aquí afortunadamente desapareció por completo, afortudamente.

Los riffs flirtean con lo melódico tanto como con lo técnico, es decir, lo justo y siempre dentro del diseño básico y clásico de riff típico de Death Metal. Pero su mayor logro es ese, no caer en la repetición, no autoplagiarse, no ser nunca previsibles (recordemos, era 1992). Luego aparecen un buen montón de solos de guitarras, algún momento aislado de lucimiento para el bajo, un par de sugerentes intros musicales, ocasionales guitarras dobladas, parones de batería que introducen inesperados cambios de ritmo, blasts esparcidos por aquí y por allá sin abusar nunca de su presencia, voces que en más de la mitad de los temas pasan acertadamente de lo gutural a lo chillón y rasposo, un sorprendente "Dreading The Marrow" que no sale en ningún momento del tempo lento y arrastrado, y como despedida la breve -o no tan larga- "Dead Lights Glare", con la que consiguen llegar al final sin haber caído en la monotonía ni por asomo. Cierto que los materiales con los que trabajan no son espectaculares, e incluso hay algún que otro riff que honestamente podrían haber desechado en el estudio, pero aun con eso el disco alcanza cotas muchísimo más dignas que lo que su posterior trayectoria podría sugerir. Añadimos una producción clara y limpia, pero a la vez orgánica y potente, y tenemos sin duda uno de los discos más disfrutables y a la vez actuales del año '92.

domingo, agosto 24, 2014

CABAL- Midian (1990)

Faltaba todavía 1990 en la serie de años contiguos que por ahora han ido apareciendo en esta sección, concretamente del '87 al '95, y siendo además 1990 el paso de década, cómo no recalar en alguno de los discos que aparecieron ese año y de los que poco más se supo después. Es el caso del único trabajo de CABAL, otro de los proyectos del ubérrimo y ubicuo personaje llamado Killjoy. Aquí se embarcó en una aventura a medio camino entre el Thrash y el Death que perfectamente podría haber tenido continuidad y hasta repercusión, por enlazar el paso de un género a otro y servir de puente entre ambos con su estilo híbrido. Una hibridación perfecta conseguida con toda naturalidad, como habían hecho y siguieron haciendo tantos grupos en torno a 1990, no hay nada que parezca fuera de sitio o que llame la atención y tanto los elementos Death como Thrash, aunque son reconocibles y se pueden delimitar sin problema, están muy bien fusionados. Es como si el "Reign in blood" hubiera ido un paso más allá en cuanto a agresividad y hubiera desembocado en esto. De hecho en la música de SLAYER ha habido siempre muchos elementos Death, al menos desde "Hell awaits", y siempre he pensado que tras ese disco podrían haber tirado por la otra dirección y haber creado el paradigma del Death Metal, pero en su lugar crearon el del Thrash. En "Hell awaits", aparte de la temática lírica, la imagen personal y un ominoso ambiente de oscuridad, los riffs están a veces más próximos al Death que al Thrash, gracias a sus armonías "malévolas" y al uso indiscriminado del 'Diabolus in musica' que luego acabarían adoptando como título para uno de sus discos más controvertidos. CABAL hacen lo contrario, que es presentarse como un grupo Death para luego saltar atrás en el tiempo y recuperar muchas de esas armonías y melodías del Thrash que pueden darse tanto en un género como en otro y que constituyen la savia misma de un álbum como "Reign in blood".

Las líneas vocales guardan también reminiscencias de muchas de las del Araya de ambos trabajos, y además el timbre de Killjoy no es es absoluto ni gutural ni grave, como correspondería a un grupo de Death ortodoxo, pero las ejecuta con un gusto tal por la brutalidad y con una serie de inflexiones Death -no muy descaradas pero sí nítidamente diferenciables-, que logra integrar ambos registros a la perfección, igual que pasa con todos los demás parámetros del disco. Otro elemento que agregan al menú de "Reign in blood" es el de los blastbeats, discretos, ocasionales, pero dotados de una función que cumplen de maravilla y que consiste, por un lado, en afianzar esa naturaleza ambivalente del disco y, por otro, en reforzar momentos de especial violencia en cada tema, como la entrada de la voz en varios de ellos ("God complex", "Midian", "Images in blood"), logrando sorprender al oyente y dinamizar con muchísima eficacia la música. El disco es variado y tremendamente intenso, no muy original, todo sea dicho, y tampoco nada personal, pero intenso, agresivo y cañero lo es de sobra. Incluso se queda algo corto, con sus siete temas de los cuales uno es poco más que un interludio, "Khaos theory", y su poco más de media hora de música. Al menos esos seis temas son, como decía, muy variados y en general su duración tiende a alargarse y les permite recorrer un sinfín de ritmos y tempos, destacando en ello la final "Nocturnal reign", con sus ocho minutos de violencia sonora Thrash-Death. El inventario de recursos musicales se completa con unos solos normalitos pero eficaces y algunos pasajes con arpegios acústicos que crean ambiente, dos elementos más que ayudan a diseñar un disco ameno y cambiante. Ya para acabar, ignoro cómo sería la edición original de 1990, pero la reedición del año 2000 es un simple digipack sin libreto -aunque el sello lo publicite como 'lavish'-, sin fotos ni letras ni nada de nada, solo los títulos en la contraportada y la formación y un par de datos técnicos en la cara interior.

domingo, agosto 17, 2014

CONFESSOR- Condemned (1991)

Este es un disco único en su especie, una 'rara avis', una flor de un día, un fogonazo en medio de la noche y después de nuevo las tinieblas: CONFESSOR llegaron tarde y acabaron pronto. "Condemned" apareció en 1991 (publicado por Relativity en Estados Unidos y por Earache en Europa) y después no se ha vuelto a grabar nada que remotamente se le parezca, ni siquiera con la explosión de géneros '-core' de las últimas dos décadas -Deathcore, Metalcore, Mathcore- ni con su más rabiosa evolución, el Djent. La denominación de Technical Doom para este disco no es cosa de Metal Archives, es unánime en todas las reseñas, revisiones y reivindicaciones de este álbum insólito. Porque las hay, y bastantes, se trata de un disco de culto, poco difundido pero sí bien conocido por ciertos sectores de la audiencia. CONFESSOR tuvieron una corta existencia en un momento en que el Metal se encaminaba hacia su mayor período de letargo en cuanto a relevancia pública -no en cuanto a creatividad-. La extrañeza de su música hizo el resto, y aunque alguno de los temas tuvo cierta difusión en los medios de su país, no llegaron a gozar del favor de los fans y enseguida cayeron en el olvido, lo que les llevó a disolverse poco después.

El grupo se reformó en el año 2002 e incluso sacó un nuevo disco, "Unraveled", en el 2005, que por ahora no he tenido ocasión de escuchar. En todo caso, y sin querer desmerecer la labor actual de CONFESSOR, su importancia y su prestigio residen en lo que tan arriesgadamente plantearon a principios de los 90. Otros grupos con trayectorias previas ya se habían transformado cuando llegó la nueva década, pero CONFESSOR nacen ya así, no son fruto de una evolución interna ni de una renovación, su propuesta es genuina y había sido la misma desde que empezaron a grabar Demos en 1987 con los mismos temas que luego aparecerían aquí. Su estilo es ciertamente inclasificable y hay que oírlo para hacerse una idea. Se pueden aventurar mezclas entre QUEENSRYCHE y CATHEDRAL, VOIVÖD con TROUBLE, CRIMSON GLORY con SOUNDGARDEN o FATES WARNING con WATCHTOWER, por decir algo, pero en último término se trata de una banda que no guarda parangón con ninguna otra de las que existían entonces y que, sin embargo, tiene una profunda huella rastreable hoy día en todo el espectro musical que va de PERIPHERY a MESHUGGAH, quienes reconocen explícitamente la valía del disco y de sus creadores.

Recuerdo que durante mucho tiempo no me gustó, no es que lo odiase, porque no es de esos discos que se aborrecen o que provocan pasiones enfrentadas (salvo la voz, luego entraremos en esto), te puede aburrir y acabar siéndote indiferente, sin más, pero desde el principio se ve que es un disco serio, sólido y de calidad, que no se puede despreciar alegremente ni desacreditarlo sin más. Hace años me parecía artificial y excesivamente extraño, pero hoy día que hemos oído de todo, lo más brutal, lo más enrevesado, lo más progresivo, adquiere una nueva luz y resulta más fácil valorarlo y llegar a disfrutar de él. Cuesta, pero merece la pena. Puede llevar incluso años, pero en mi caso me alegro sobremanera de haberlo hecho. En el 91 no creo que hubiese oído ni hablar de la etiqueta "Doom", e incluso ahora sigo sin tener claro que le cuadre bien, salvo en temas como "Prepare yourself" y "Defining happiness", o en general la cara B, sobre todo en "Eve of salvation". Pero qué más da, las etiquetas sobran cuando la ambición musical rebosa los límites de lo convencional.

La batería es el principal personaje en este espectáculo de desafío estilístico y musical, guiando los cambios entre sección y sección, las inflexiones rítmicas, los acentos de las frases y los riffs, y en todo momento demostrando una solvencia absoluta por muy enrevesada e irregular que sea la métrica de cada tema. De paso está algo más alta que el resto de instrumentos en la mezcla, así que es difícil no atender a su minuciosa labor. La voz, como ya adelanté, es el gran caballo de batalla para los detractores de "Condemned", una voz limpia, melódica y entonada, pero sobre todo aguda. Muy aguda. No es falsete, como algunos equivocadamente creen, es aguda porque la tesitura de Scott Jeffreys era así de alta, cosa más frecuente en el Speed, el Power Metal y el Metal Sinfónico que en estos derroteros sonoros de guitarras graves, riffs densos, tempos lentos y ritmos inasibles. El timbre en sí de la voz puede ser molesto, pero tampoco es un timbre especialmente histérico ni estridente: el problema es que no pega con la música. No solo porque, como digo, sea más propia de otros géneros, sino porque literalmente no pega con la música, cada una va por su lado, armónica y melódicamente, y por momentos parece mentira que el resultado no sea más disonante, especialmente en la cara A. Guitarras y voz recorren simultáneamente escalas distintas y, sin embargo, hay un vínculo, crean un conjunto, la música tiene sentido.

El disco también tiene algunos puntos flacos, como ciertas líneas vocales que tienden a parecerse mucho (mejoran cuando Scott Jeffreys se pone a chillar por encima de la tesitura habitual, como en "Prepare yourself", o con algo tan simple como que le respondan, aun tímidamente, unos coros en "Uncontrolled", tema en el que de paso aparece un breve solo, otro elemento de distensión interesante). Tampoco sale bien parado el comienzo de los temas, que muchas veces no parecen tener una dirección clara, una presentación acorde con su naturaleza, sino que empiezan 'in media res', tan abruptamente que cuesta saber cuándo hemos pasado de uno a otro. La producción también es algo fría, sin relieves, sin dinámicas, hay momentos en que la música parece no tener vida ni expresividad por culpa de una grabación excesivamente plana, como sin alma, y es una pena, porque los ritmos pesados en los que se recrean continuamente quedan bastante desaprovechados por falta de contraste entre las partes de cada tema.

Por último, las letras introspectivas y depresivas son otro elemento distintivo de CONFESSOR y otro rasgo que los aleja del sometimiento a los dogmas de ninguna corriente. Puede que hoy día les den mil vueltas los delirios del Suicidal Black Metal o los del Funeral Doom, pero en el 91 era excepcional consagrar todo un disco a hablar de desesperación, culpa, dolor, desengaño y sufrimiento, las visiones de un alma aislada y atormentada por la angustia. Ciertamente vivían ya en los 90 y a ella pertenecen en sonido y temática. Veinte años después "Condemned" sigue siendo una pieza oculta pero admirada por muchos, un disco ajeno a tendencias, excluido en un rincón del árbol genealógico y suspendido en el tiempo sin apenas parientes musicales ni antes ni después, pero indudablemente toda una 'delicatessen' musical para quien quiera concederse el tiempo de llegar a paladearlo.

domingo, agosto 03, 2014

PARALYSIS (USA)- Patrons of the dark (1992)

A principios de los 90 el sello Grind Core International editó varios discos a cargo de bandas estadounidenses de Death Metal muy prometedoras pero que se quedaron en la casilla de salida, y de alguna más de ellas seguro que habrá ocasión de hablar aquí en otra ocasión. Hoy es el turno de PARALYSIS, oscura banda con un nombre muy poco distinguible que solo sacó dos Demos y este disco y luego desapareció como si nada, siendo su mayor contribución a la historia de la música extrema el hecho de que su cantante pasó acto seguido a convertirse en el frontman de SOILENT GREEN y poco después también el de GOATWHORE, bandas que en la actualidad sigue encabezando. Solo sacaron un disco, pero menudo disco, qué depuración del género tan completa, pese a no ser ya un año exactamente temprano, qué fiel devoción a las tinieblas y la oscuridad, como muy bien reza el título. Y es que aunque el nombre del grupo fuese muy genérico y de paso muy poco deathmetalero, el resto de su propuesta es como un decálogo del buen Death Metal añejo y lóbrego, empezando por el título y pasando por la portada, los títulos de los temas, por supuesto el sonido, la tesitura de la voz... hasta llegar a los temas como tal, los riffs arrastrados y tétricos en medio de guturales de marcado gusto rítmico. PARALYSIS no tenían intención de ir más allá de todo lo que pueda sugerir una fría tumba en medio de la noche, están apegados a las más lúgubres esencias del estilo y se mueven dentro de parámetros totalmente convencionales, dentro de los más ortodoxos patrones de la oscuridad.

De vez en cuando sobresale una línea de bajo con ese sonido redondo y punzante tan característico, como en "Mausoleum" o como en el tema-título, seguida aquí poco después por unas guitarras dobladas y por un cambio en el registro de la voz, estrategia esta última que se convierte en una constante a lo largo del álbum y gracias a la cual consiguen alejar el riesgo de monotonía que por momentos les amenaza. Pero en general lo que hay son riffs básicos con pocas notas, insistente y claustrofóbicamente repetidos, todo muy simple, la mayor parte del tiempo con un tempo lento y usando ritmos pesados pero con gancho. Lo más frecuente es que el grupo ataque en bloque un mismo riff, como se ve con claridad en el principio de "Decomposed", tema en el que se permiten un poco más de recorrido por el mástil y en el que nuevamente recurren con habilidad a la segunda voz. El registro principal de la voz aún no es demasiado subterráneo, como corresponde a la época en que se grabó, y básicamente consiste en los guturales cavernosos y retumbantes tipo Chris Barnes, siempre buscando un extra de pegada en su diseño rítmico y a menudo lográndolo. Con CANNIBAL CORPSE tienen sin duda una cierta deuda en varios apectos -cosa nada rara, por otra parte-, en el enfoque de la voz, en las excursiones melódicas del bajo, en algunos riffs concretos y en el ambiente general, pero también guardan vínculos con los THERION que empezaron haciendo Death Metal en "Of darkness..." -no podría estar mejor traído- y "Beyond sanctorum", y más aún con grupos donde la velocidad no tiene tanto protagonismo, como MORTA SKULD, ROTTREVORE, INCANTATION o AUTOPSY, así como con la rama escandinava del género, dando lugar con todo ello a un disco muy digno que respeta a ultranza los cánones del Death más pútrido y tenebroso.


Tras la larga y algo más elaborada "Gates reflected" nos aproximamos al final sin haber abandonado el espíritu de adoración de las tinieblas que preside todo el disco. Son tres generosos cuartos de hora en los que no se entretienen con intros ni recurren a decorados ambientales, porque su música no necesita de nada externo para transmitir toda su carga emocional y para evocar fuertes sugerencias, es autónoma y habla por sí misma. Lo que sí hacen es empezar el disco con una apertura a modo de banda sonora, una muy oportuna preparación con susurros malignos y melodías del más allá para lo que nos vamos a encontrar, y terminar luego con un tema dedicado íntegramente a cerrar el disco como se merece, mediante unos arpegios acústicos y de nuevo una voz que murmura maldiciones contra el telón de fondo de unas inquietantes notas tenidas.

domingo, julio 27, 2014

HIERONYMUS BOSCH- The human abstract (1995)

Baste este disco como carta de presentación de los tres que editaron durante su trayectoria HIERONYMUS BOSCH y como reivindicación de toda su carrera. No sé si tendrán renombre en su Rusia natal, pero en nuestro contexto occidental pocas veces los he oído mencionar, y eran un gran grupo dotado de imaginación, de gancho, de sutileza, de técnica y de buenos temas. Hacían algo que en general puede llamarse Death Metal Progresivo, pero que en realidad daba cabida a más tendencias propias o no del Death y que además no siempre era progresivo: a veces tenía algo de Death técnico, otras veces de melódico, a veces de sinfónico y ocasionalmente hasta de ambiental. Todo siempre muy bien integrado entre sí, muy discretamente, sin grandes aspavientos. Su estilo da sensación de pulido y sus temas de cosa hecha con esmero y bien rematada. Cada uno tiene su propia personalidad y es reconocible, sin necesidad de perderse en filigranas técnicas para alardear ni de complicar los ritmos ni las estructuras más de la cuenta. Hacen la música que les gusta, y la música que les gusta se queda constreñida en las barreras convencionales del Death clásico y tiene que ir más allá por un impulso natural y necesario.

El grupo se separó hace poco más de cuatro años tras haber publicado una discografía notablemente escasa: tres discos en diecisiete años. Escasa y escueta, porque aparte de estos discos no se diversificaron mediante Splits, EPs, directos ni, al parecer, ningún otro formato que les distrajese de esta línea principal de actividad. Eso sí, hay que contar que entre el debut y su continuación pasaron la friolera de diez años. Realmente el grueso de su obra pertenece ya al siglo XXI, no solo por volumen de producción, sino por calidad, por refinamiento, por madurez total. Aun así elijo este debut como estandarte del grupo porque es un justo representante de las virtudes del mismo a lo largo de toda su carrera, incluso aunque esta mejorase mucho hacia el final. Sin ser el mejor de sus tres discos, es un trabajo excelente, creativo, inspirado, de una rara calidad musical a todos los niveles. Se queda corto y a la vez le sobran algunas cosas, pero incluso con esto alcanza una altura sorprendente, más aún tratándose de un debut.

Probablemente su disco más logrado es el "Artificial emotions" del 2005, el de mayor plenitud y el más equilibrado, mientras que su último "Equivoke" del 2008 puede resultar por momentos demasiado recargado y padece quizá de cierta artificialidad en algunas composiciones, aunque esto es cuestión de gustos y ciertamente es un trabajo inmenso, en todos los sentidos. En este primer álbum se presentan con toda su frescura y a la vez con verdadera fuerza, siempre dentro del deseo global de crear una música ambiciosa y sin ataduras. Sin embargo, de sus nueve temas dos son meros pasatiempos de poco más de un minuto: "Black Lake Blues", un blues en toda regla que pega un cantazo terrible y no encaja ni con calzador, y el breve epílogo "Expectation of autumn", que por carácter parece querer ser algo más que un 'outro' pero que luego no llega al nivel de un tema normal, no se entiende muy bien que, con la inspiración e imaginación que demuestran, bajen el nivel con este amago de 'outro', o que al menos no lo estiren en forma de una verdadera instrumental a modo de cierre, remansada, tranquila, con unas evocadoras frases melódicas por encima de sus insistentes tres acordes repetidos una y otra vez... Estos dos temas claramente rompen la tónica del disco, y si mentalmente los borramos y vemos el conjunto sin ellos, se queda reducido, como decía, a siete temas en media hora. Muy poco para el carácter de su música y para el poderoso impulso creativo del grupo.

Habrá que considerarlo un fallo achacable a su falta de experiencia y a su condición de grupo nobel, y, mejor aún, habrá que disfrutar del resto de temas. "Petra Scandali" -todo un temazo y uno de los mejores momentos del álbum-, "Mental perfection" y "Doubt soul" representan lo más genuinamente progresivo, con sus disonancias, ritmos irregulares, expansiones técnicas y cambios de todo tipo. El tema-título y la apertura con "The apogee" se adentran en aspectos más melódicos, sobre todo el primero, y alcanzan un altísimo nivel de sugerencia y expresividad gracias a sus motivos melódicos agudos y sus ambientes de ensoñación. Luego está el extraño "Thought racism forms", y digo extraño porque es un tema de más de cinco minutos en el que durante casi su primera mitad ocurren pocas cosas, prevaleciendo los valores ambientales, por momentos casi de banda sonora de película, y hacia el final se enredan más de la cuenta en la repetición de ciertas frases. Y por último merece un lugar especial la instrumental "The gardens of earthly delights" (título del celebre tríptico del pintor que da nombre al grupo), un tema redondo, magnífico, sólidamente construido y brillantemente ejecutado, en el que cada instrumento se expresa dando lo mejor de sí mismo. La reedición del 2004 incluye como bonus dos de los cuatro temas de la Demo de 1994 "Petra Scandali", justo los que no regrabaron para este debut, aunque podrían perfectamente haberlo hecho, ya que tienen el mismo estilo y la continuidad estaba asegurada. Es un buen extra que compensa las pequeñas deficiencias del disco y que lo confirma como una excelente puerta de entrada para todo el que quiera descubrir y conocer a estos HIERONYMUS BOSCH.

domingo, julio 20, 2014

LAST DESCENDANTS- One nation under God (1988)

Un solo año puede dar mucho de sí, y sin salir de un estilo, como el Thrash, podemos encontrar enfoques y tendencias muy distintas. Dentro del mismo año, el mismo género y el mismo país -Estados Unidos-, sorprende la variedad de registros y la cantidad de álbumes que no tuvieron demasiada suerte en su día. Hoy es el turno de LAST DESCENDANTS, otro de esos grupos que no llegaron lejos y se separaron tras publicar un solo disco, pero que tenían potencial para poder haber desarrollado una carrera larga y de categoría. Su "One nation under God" lo editó la alemana Aaarrg Records, especializada en grupos europeos y especialmente patrios, como HOLY MOSES, MEKONG DELTA o LIVING DEATH, de modo que LAST DESCENDANTS fueron una excepción en su catálogo, por otra parte escueto. Lo suyo era un Thrash Metal técnico con hondas raíces en el Heavy Metal pero fundamentalmente guitarrero, basado en los riffs y los desarrollos instrumentales, muy bien trabajado en cuanto a las estructuras y con gran sentido de las dinámicas. La evolución de su estilo desde la Demo del 86, "W.W. III", hasta este disco solo dos años posterior es más que notable, y aquí los rasgos más tradicionales han desaparecido casi por completo. La voz es lo único que los delata, aparte de ciertas melodías, algún pasaje tranquilo y, en general, el evidente desinterés por intentar ser más salvajes que nadie. No era esa su pretensión, sino hacer una música compleja y de calidad pero a la vez cercana y potente, e incluso por momentos tender hacia un estilo cercano a lo progresivo, lo que hace aún más inexplicable que no tuvieran continuidad en la década que estaba a punto de empezar.

Son siete temas en tres cuartos de hora, lo cual ya dice mucho. Ninguno baja de los cinco minutos, hay tres que rondan o superan los siete e incluso se permiten el lujo de terminar el disco con una instrumental, que encima es el más largo de todos los temas, y empezarlo con el segundo más largo. Yo no recuerdo muchos discos que terminen con una instrumental, y menos con una de siete minutos y medio, y hay que tener mucha seguridad y mucho orgullo sobre la propia propuesta musical para marcarse semejante puntazo en un debut. Ciertamente el estilo del grupo está totalmente acabado y pulido en este trabajo, es un grupo maduro que se ha desarrollado muy deprisa y que está ya en su primer trabajo oficial al nivel de bandas veteranas, pero con la frescura y el empuje de un grupo nuevo. Los siete temas son todos igual de buenos y es difícil elegir favorito o ensalzar uno más que el resto. Personalmente me quedo con la instrumental, ya que en un disco de Thrash técnico quizá sea ese el ámbito donde dan lo mejor de sí mismos, y aparte porque es un grandísimo tema. Desde el primer riff con el que abren en "Not my world" ya dejan claras sus intenciones: compás compuesto y acentos irregulares para un riff prototípicamente Thrash en su diseño y comedido en la agresividad de su sonido. Pero inmediatamente hacen la rareza de bajar la intensidad mediante una frase acústica que luego dará paso a la estrofa. Es otra manifestación más de esa seguridad que tienen en sí mismos, como una especie de fe ciega en su visión de las cosas, y también es un recurso que utilizan bastante, porque a lo largo del disco hay más cambios de intensidad colocados, como este, en momentos poco convencionales. Tienen personalidad, ese es otro de sus méritos, y son consscientes de su propia valía como músicos y como compositores.

Después de un montón de cambios, pasajes y riffs, siempre fenomenalmente enlazados mediante transiciones con sentido y ritmos relacionados unos con otros, el tema de apertura nos conduce a "Vision", cuyo comienzo repite los rasgos descritos en el principio del anterior: riff de indudable Thrash Metal pero también de marcado sabor progresivo. A partir de ahí se despliega la prodigiosa inventiva guitarrística y la ejecución impecable de todos los músicos, incluidos bajo y batería, y en todo momento una intensidad poderosa que llega al oyente y le sacude. La producción ayuda mucho a que la música de LAST DESCENDANTS respire y tenga la sensación de vitalidad propia del género en aquellos tiempos e incompatible con la mayoría de producciones digitales actuales. "One by one" apuesta más por los ritmos machacones y sube el nivel de agresividad, también gracias a las respuestas de los estribillos. "P.O.W. 13" empieza con otro riff típicamente Thrash pero esta vez regular, al menos hasta alcanzar las últimas notas, al que siguen más cambios de velocidad, más derroche de riffs, más solos inspirados y perfectamente ejecutados. "Malpractice" se da un aire a SLAYER en su comienzo, pero enseguida retoman su propio estilo y entregan siete nuevos minutazos de Thrash técnico, si bien este es el tema peor construido de todos y el único al que le falta verdadera unidad. "Fight the fight" insiste en los estribillos poderosos en medio de ritmos irregulares y riffs siempre originales y complejos, todo con una desbordante intensidad a la que ahora contribuye notablemente el batería. Y por fin llegamos a "P.G. 13", una instrumental redonda y rotunda donde las haya, todo un ejemplo de coherencia estructural, en las antípodas, por ejemplo, del "The ultra-violence" de DEATH ANGEL. Una práctica muy común la de las instrumentales desde los comienzos del HM y que había ido ganando en prestigio a la vez que ganaba en duración, más aún desde que cierta corriente de grupos de Thrash las añadieron a sus repertorios. LAST DESCENDANTS pertenecían claramente a esta corriente, tanto que se puede afirmar que son uno de sus mejores ejemplos, por mucho que también sean uno de sus exponentes menos conocidos.

Por suerte este disco fue reeditado por Stormspell Records en el 2010, sello americano que hace una labor fabulosa con sus reediciones de clásicos, conocidos y no tan conocidos, además de editar grupos nuevos, así que se puede encontrar con relativa facilidad y no hace falta pagar sumas desorbitadas por un original, salvo que uno sea un coleccionista de reliquias. Es una edición limitada y remasterizada que incluye letras, fotos, biografía por el guitarrista Gary Morton -compositor exclusivo del grupo- y una entrevista con el batería William C. Ackerman. Respeta además la portada original del vinilo, salvo por el pequeño cambio de desplazar a la izquierda el nombre del grupo, aumentar su tamaño y recuperar el logo que venía en la contraportada con otro tipo de letra y un dibujito de una espada (la versión en CD de 1988 también retocaba esto, expandiendo el logo de lado a lado de la portada, y cambiaba además la fuente de las letras del título). Pero lo mejor de todo es que incorpora como bonus la citada Demo de 1986 entera, "W.W. III", lo que permite apreciar del todo la evolución creativa del grupo. Una edición de lujo para un disco de lujo que por fortuna vuelve así a la vida.

domingo, julio 13, 2014

HOLOCROSS- Holocross (1988)

Es muy fácil despachar este disco diciendo que es puro salvajismo, que es una patada en la cara, un cañonazo hiperveloz o un misil como el de la portada, o como mucho que está en la línea del Thrash más cafre y canalla de los primeros ochenta. Muy fácil y muy frecuente en las pocas menciones que uno encuentra en páginas especializadas o en blogs. Pero todo eso, aun siendo cierto, no le hace justicia, porque este disco es mucho más, tanto que se trata de un caso insólito dentro la evolución del género y en el propio año 1988, y en la modesta opinión del que escribe, es una maravilla, con todas las letras. Un disco que en principio parece solo eso, un intento por ser más bestias que SLAYER y KREATOR juntos sin aportar nada sustancialmente distinto del estilo inicial de estas bandas, pero que en realidad esconde una sorprendente -y hasta difícil de encajar- variedad de registros e influencias.

Vamos a partir de la interpretación sencilla, la que entiende esto como un ejercicio de brutalidad sin más a través una colección de temas desmadrados y simplones. Pues solo con eso el resultado ya es demoledor y tendríamos uno de esos discos que te recuerdan lo genial que es hacer el animal porque sí, un disco que te devuelve el sentido original del Thrash Metal y que demuestra cómo y por qué surgió el género a partir de la adoración de MOTÖRHEAD y VENOM cruzados con DISCHARGE y G.B.H. Normalmente soy de los que le piden al Thrash riffs elaborados, un buen nivel técnico y cierta complejidad estructural, pero la crudeza de HOLOCROSS es irresistible, y este disco, editado fuera de lugar, fuera de tiempo y fuera de escuela, es un trallazo que no deja títere con cabeza. Digo "fuera" de todas esas cosas porque Estados Unidos, el final de la década y un estilo más propio de la vieja y cafre Europa eran muchas circunstancias adversas como para que causara algún impacto en su día, cuando este enfoque del Thrash no solo era ya conocido, sino que resultaba anacrónico y obsoleto. Un disco que en plena antesala del Thrash Técnico miraba hacia atrás con tal fijación por beber de las fuentes más primarias tenía necesariamente que levantar pocas pasiones.

Sin salirnos de esa primera perspectiva de simpleza y brutalidad, el disco es apabullante y se disfruta como un cerdo en una cochiquera. Y es que de principio a fin es un festival de violencia gratuita, de riffs a cual más básico, de baterías repetitivas, de guitarras sin ninguna sutileza, de voces chillonas... pero engancha y tiene algo especial. Su mayor atractivo es la capacidad de llevarte a un estado de trance por el que te dan ganas de tirarte contra las paredes o de romper cosas a cabezazos, y por más que yo mismo prefiera el rollo "Peace Sells", "South Of Heaven" o "Coma Of Souls", no puedo resistirme a la fuerza primitiva de estos diez temas de salvajismo sonoro en estado puro. Quizá sea su sonido, quizá sea la rabia feroz de la ejecución, quizá la unión de ambas... Aunque la verdad es que los temas son efectivos y tienen verdadera inspiración, esa misma chispa que hizo a VENOM engendrar temas como "Countess Bathory", uno de los más básicos y más versionados de la historia, o a MOTÖRHEAD ser quienes son. A veces un riff de tres notas tiene infinitamente más poder que todo el "Rust In Peace", y en ese sentido HOLOCROSS son como los RAMONES del Thrash Metal ochentero.

Pero si vamos más allá y trascendemos esta visión superficial, nos encontramos con una riqueza asombrosa y una amalgama de estilos, elementos y tendencias por momentos casi incompatibles: para empezar... ¿el cantante es uno, son tres, son ocho? No, no, es uno, pero poseído de personalidad múltiple, ya que tan pronto suena a James Hetfield de METALLICA como a Mille Petrozza de KREATOR, a Tom Araya de SLAYER, a John Connelly de NUCLEAR ASSAULT, a Bobby Ellsworth de OVERKILL o al Dan Beehler de EXCITER en su versión más locaza posible, se atreve con entonaciones limpias, desbarra con hilarantes vibratos o le da por emular los lamentos de Peter Steele o los falsetes de King Diamond, hay que oír el disco entero para creerlo y aun así cuesta. Los solos de guitarra... caóticos, ruidosos y desordenados, incluso cada vez más según avanza el disco, aunque no en el estilo de Hanneman/King. Las influencias musicales... vienen a la mente principalmente grupos como EXCITER, RAZOR, VIO-LENCE, AT WAR, EXECUTIONER, NUCLEAR ASSAULT, S.O.D., aparte de los infalibles padres del género a ambos lados del océano, SLAYER y KREATOR, aunque también MOTÖRHEAD, el primer disco de ANTHRAX, el primero de METALLICA, el primero de FLOTSAM AND JETSAM, todo ello mezclado con un deje de TANK y WARFARE y una innegable deuda con el Punk más agresivo de unos EXPLOITED y el Crossover de unos D.R.I. o CRYPTIC SLAUGHTER. Pero luego aparecen fragmentos acústicos, bajadas repentinas de velocidad, pasajes de genuino Heavy Metal, 'breaks' en mitad de varios temas, duelos virtuosísticos entre bajo y guitarra, tienen temas que no llegan a los dos minutos junto a otros que rozan los cinco, o se marcan rasgados frenéticos sobre una sola nota con la misma naturalidad con la que meten unas armonías propias de la NWOBHM y se quedan tan anchos. La mitad de los temas parece ir en una direccion y la otra mitad en otra distinta, en un caso claro de personalidad escindida, y los van alternando sin que por momentos uno se dé cuenta de la jugada.

Lo cual nos lleva al último de los pilares del estilo y la personalidad de estos tipos ingobernables: la batería. Buena parte de los temas llevan la caja a tiempo y no a contratiempo, reforzando así la sensación más machacona posible: "Wolf Pak", "Bombardment" (que plagia sin reparos el 'break' del tema anterior), "Seizure" y "Battle Stations" representan la gama más violenta y burra de HOLOCROSS dentro de lo que podemos considerar Thrash Metal. Luego están "Warpath", "B. Hive", "Murder Cycle" y "Ptomaine", que son una especie de Heavy Metal macarra y acelerado, con especial reminiscencia de MOTÖRHEAD en el segundo de ellos gracias al doble bombo. Y por último tenemos dos temas clásicos de Thrash primerizo, a toda velocidad y con la batería a contratiempo, un casi festivo "Drill" y lo que sin el menor género de dudas constituye la joya suprema del disco: "Manslaughter". Esto sí que hay oírlo para creerlo, con la voz histérica escupiendo la letra de la estrofa a espasmos -una mezcla del "As The World Burns" de KREATOR, de Dan Beehler pasado de anfetas y de la niña de "El exorcista" vomitando cosas verdes-, el pre-estribillo con voz doble y engoladamente entonado, casi cómico, los arpegios audibles y bien ejecutados en el solo, el homenaje al "Iron Fist" de MOTÖRHEAD, un final apoteósico berreando "Manslaughter! Manslaughter!" hasta dieciséis veces, que deja el final del "Fight Fire With Fire" de METALLICA al nivel de monjitas de la caridad, y, para acabar, casi medio minuto de redoble y rasgado como si estuvieran en directo. Y la letra... "To kill and kill and kill again" ya lo dice todo: somos como SLAYER pero tres veces. Glorioso, insuperable, un tema que debería estar en toda antología del Thrash más desquiciado de los 80. "Drill" tampoco le anda lejos, con similares chillidos agudos que sin duda mucha gente encontrará insufribles mientras que a otros, en cuanto se quiten de encima prejuicios y sentido del ridículo, les parecerán adictivos. Y es que el disco engancha. Cuesta entrar, al margen de que realmente tiene un alto índice de "odiabilidad", pero si se le da su tiempo y te cae en gracia, al final engancha, y mucho. "Seizure", que recuerda a NUCLEAR ASSAULT tanto por el título como por el estilo, es el tercer tema que me parece destacable sobre el resto y que me atrevo a calificar como adictivo, con ese estribillo igualmente estridente, desinhibido, delirante pero terriblemente efectivo y pegadizo, y un final aplastante al grito de "Seizure! Seizure! Seizure! Seizure!".

Por lo que yo sé, esto no se ha reeditado nunca en CD, y casi mejor, porque solo en vinilo suena como debe sonar. Importante: no oír nunca en unos altavoces pequeños, y jamás, bajo ningún concepto, en los del portátil o en un móvil. En caso de hacerlo se te aparecen de noche el espíritu de Cronos, el de Lemmy y el de Dan Beehler, te atan a un poste y te meten el misil de la portada por el culo. Quedáis avisados.

domingo, julio 06, 2014

HOLY TERROR- Mind wars (1988)

Esta vez no es un debut, sino un segundo disco, el que elijo para rescatar del olvido, y además un discazo con todas las letras, un indudable tesoro, que si bien es reivindicado por muchos y alabado unánimemente por todos los que lo han oído, no está ni mucho menos a la altura de visibilidad y reconocimiento que se merece. Es solo un año posterior al álbum que le precede, pero la diferencia entre ellos es tan brutal que no me cabe la menor duda al escogerlo, aparte del inmenso afecto y devoción personal que siempre le he profesado (y ya sin entrar en el hecho de que del debut del 87, "Terror and submission", existen dos mezclas distintas). Es uno de tantos discos a cargo de un grupo de Thrash que, en parte por aparecer a finales de los 80, se quedó solo en una promesa. Pero HOLY TERROR eran un grupazo, hay que decirlo con todo orgullo, tenían una potencia tremenda, estilo propio, buenísimos temas, una identidad reconocible a todos los niveles, una formación muy compacta... Sacaron estos dos discos, giraron por Estados Unidos, aparecieron en revistas y fanzines e incluso vinieron dos veces de gira a Europa, pero desgraciadamente se quedaron por el camino justo tras un momento glorioso de inspiración, ejecución y poderío sonoro como fue este "Mind wars" del 88, debido a problemas internos (económicos, organizativos, de drogas, etc.) que forzaron la salida del segundo guitarra, Mike Alvord, y que derivaron en que al año siguiente Kurt Kilfelt, líder y alma de HOLY TERROR, se trasladase de California a Seattle junto con la sección rítmica del grupo. Pero por mucho que fuese el fundador, guitarra solista, principial compositor, productor, co-mezclador y creador del concepto de la portada de este disco, dejar atrás a Alvord, que también componía, y al cantante Keith Deen, que ayudaba con las letras y sobre todo tenía un enfoque vocal personalísimo, fue una pérdida de la que la banda no se recuperó. De haber continuado juntos -y también si los 90 hubieran ofrecido un campo de batalla más propicio para este tipo de formaciones-, quién sabe si habrían alcanzado un estatus muy superior, porque desde luego méritos tenían de sobra.

En varios sitios consideran a HOLY TERROR y a este disco en concreto como Speed Metal, y ciertamente la velocidad, los elementos melódicos y las líneas vocales se corresponden con esa clasificación, mientras que en otros tantos los describen como Thrash, sin especificar más. No me parece esencial ponernos a discutir qué etiqueta se le ajusta mejor, y de hecho puede que tenga tanto de uno como de otro y que de ahí le venga en parte su condición de disco único y su muy marcada personalidad, uno más de los factores que hacen que sea un trabajo arrollador. Kilfelt había estado en AGENT STEEL hasta el verano de 1985, cuando fundó HOLY TERROR, y ese año había grabado y publicado con ellos su debut "Skeptics apocalypse"; por otro lado el primer batería, Jack Schwartz, había hecho lo propio con DARK ANGEL, tomando parte en su debut "We have arrived", también de 1985. Con estos antecedentes estaba claro cómo iban a sonar HOLY TERROR (a pesar de que Schwartz desapareciera de la formación en el 86 sin llegar a editar nada con ellos): a una mezcla de AGENT STEEL, ABATTOIR, SAVAGE GRACE, FLOTSAM AND JETSAM o HEATHEN, cruzado con la agresividad de KREATOR y la actitud de NUCLEAR ASSAULT y amplificado todo a través de una potencia avasalladora. Si se le suma el personal enfoque de las letras, centradas casi por completo en asuntos religiosos pero sin la menor connotación satánica (basta echar un vistazo a los títulos), y una presencia vocal única a cargo de Keith Deen, con un timbre, un registro y una forma de escupir las letras que le diferencian de casi cualquier otro cantante del género, tenemos la fórmula perfecta para explicar por qué HOLY TERROR ocupan un lugar privilegiado en el Metal de finales de los ochenta.

"Mind wars" consta de ocho temas, uno de ellos con tres partes distintas pero unidas, y es un misil, un cañonazo, una estampida detrás de otra. "Judas reward" abre la veda tras unos segundos de intro, a base de velocidad desmadrada, guitarras furiosas, una batería enloquecida y una voz que rabia, ruge, recita y a veces canta, y así todo el disco. Este primer tema tiene una sección central más lenta, técnica que repiten en casi todos, pero aparte del más comedido y rítmico "The immoral wasteland" y más adelante el tema triple, con un montón de pasajes contrastantes, el resto van básicamente a piñón fijo, a veces tan deprisa que dan una cierta sensación de precipitación, un hipnótico vislumbre del caos, como cuando uno se asoma a un precipicio. Es otro más de sus muchos atractivos y otro rasgo que lo distingue del resto de grabaciones que, ya por aquel año, seguían sin contemplaciones la estela del "Reign in blood" y su producción límpida y digital. La grabación de "Mind wars" como tal les llevó cuatro días, y entre eso y luego regrabar algunas pistas, mezclar el álbum y hacer el máster, no llegaron a tres semanas de trabajo, y se nota, además de que no tenían aparatos digitales, solo pedales y efectos analógicos que usaron en directo en la propia grabación. Todo eso se nota, pero para bien, porque el disco suena crudo y vivo y transpira sudor y energía como si fuese el concierto más anfetamínico y cañero al que uno hubiera ido nunca.

Tras el arranque con "Judas reward" viene la concisa, veloz, melódica y pegadiza "Debt of pain", personalmente mi favorita y un tema que tiene esa cualidad furibunda y concentrada que encontraremos más adelante en temas como el "Sex, Murder, Art" de SLAYER en 1994. Le sigue la mencionada "The immoral wasteland", con su marcado ritmillo, y cerrando la cara A tenemos esa pieza en la que supuestamente unen tres temas, pero que en realidad viene a ser una especie de suite, una colección ensartada de fragmentos cada cual con sus propias características y entre los que pasan de uno a otro sin ninguna transición. Precisamente por eso, y porque yo lo tengo en vinilo, nunca he sabido bien dónde empieza exactamente cada uno de los tres temas (ignoro si las varias reediciones en CD los separarán en tres pistas o no), pero ni falta qué hace. La cara B, contra todo pronóstico, es aún más directa y más rápida: "Damned by judges" tiene algunas partes más lentas, pero su tempo básico es veloz, "Do unto others" empieza de forma contundente y pesada, pero cuando empieza a correr no hay quien le pare, especialmente la voz, más acelerada que nunca y de nuevo sirviendo de premonición sonora al Araya de "Dittohead" en 1994, "No resurrection" hace otro tanto y "Christian resistance" cierra con un Keith Deen más desquiciado que nunca y ofreciendo más de lo que hemos encontrado a lo largo de todo el disco: frases inspiradas, estribillos pegadizos, rellenos melódicos, solos fulgurantes y una velocidad de crucero que solo se detiene para coger fuerzas y volver a atacar.

Por desgracia, Deen murió en diciembre del 2012, víctima de un cáncer que se lo llevó en apenas tres meses. Valga esta reseña como humilde y sentido homenaje a su persona, a su aportación y a lo mucho que hizo y dejó grabado en la breve discografía de HOLY TERROR.

domingo, junio 29, 2014

LEMMING PROJECT- Extinction (1991)

Otro grupo surgido en la prolífica Alemania y que tal como llegó se marchó... Eran los primeros 90 y a estos tipos no se les ocurrió nombre más extraño para un grupo de Death Metal que LEMMING PROJECT. No sabemos si tan curiosa elección les perjudicó o no (probablemente no, porque no es ni de lejos el más absurdo que circulaba por esos mismos años), lo que sí está claro es que su trayectoria fue tan efímera como peculiar su nombre: dos discos en dos años y adiós muy buenas. Siempre me suelen llamar más la atención los debuts de los grupos, creo que en ellos condensan mejor que nunca su verdadero potencial, su naturaleza más auténtica, su creatividad en un estado de "inocencia" y espontaneidad aún no condicionado por la reacción del público, las expectativas creadas, la relación con los medios, la intervención de la discográfica, el aprendizaje acumulado que a veces se convierte en premeditación... Y aunque está claro que la madurez les llega después -a menudo el tercer disco es un buen indicador de esa evolución y en varios casos ha marcado un momento decisivo-, los estrenos discográficos están para mí tocados siempre por un halo irresistible de pureza. En el caso de LEMMING PROJECT esto influye a la hora de rescatar y reivindicar "Extinction" frente a su "Hate and despise" de 1992, aunque no solo, porque realmente me parece superior en la manera de plasmar todo lo que tenía de especial la música del grupo.

Como en tantas ocasiones, no solo la banda como tal pasó pronto a mejor vida, sino que los propios componentes se desvanecieron en el limbo de los tiempos (salvo por la participación en los iconoclastas e irreverentes SONS OF TARANTULA de Volker Schmitz, que en este disco tocaba la guitarra y que para el siguiente sería sustituido por un tal Efcimios Fintrilakis, único cambio de formación en la breve historia de LEMMING PROJECT). Y es una pena, porque sin ser una propuesta rompedora, ofrecían un Death-Thrash oscuro, pesado y poderoso que, para tratarse de 1991, sí suponía una visión personal de los géneros extremos, una asimilación rápida y profunda y sobre todo bien hecha de las posibilidades de hibridación de los mismos. Como digo, esto es Death en la medida en que es claustrofóbico y lúgubre, porque los tempos arrastrados de los temas contribuyen a esa sensación, por las armonías, por el ambiente y por la expresividad, pero el diseño de los riffs se mueve libremente entre ambos géneros y el sonido -salvo por la voz- está claramente más cerca del Thrash, con esas guitarras cortantes hechas de pura electricidad. Son un ejemplo más de cómo muchos grupos supieron empaparse de los escasos diez años de existencia del Metal extremo, interiorizarlo, hacerlo propio y entregar al mundo su propia aportación.

En lugar de elegir seguir un camino y solo un camino a partir de los rasgos de estilo ya asentados, como si de un manual de fabricar churros se tratase, LEMMING PROJECT se inventan temas directos y a la vez largos como el fabuloso "Dust", con un arranque aplastante y un desarrollo aún mejor, crean interesantes ritmos y texturas en "Ovens" gracias a un inspirado sentido armónico, superan de nuevo toda duración y complejidad en la poderosa "Zerfall", se marcan furiosas estampidas en "Experiments", pintan sugerentes atmósferas en la cambiante "Sperm of the new generation", se permiten caprichos como la breve instrumental "Rejection" o terminan con una decidida apuesta por el Death más inconfundible con "H". Toda una demostración de talento y de libertad como máximo estandarte creativo, a la vez que consiguen dar vida a una criatura dotada de personalidad propia, sin fisuras ni estridencias. Al escuchar este disco se puede pensar en grupos como CANCER, MASTER, BOLT THROWER, algo de BENEDICTION, también algo de OBITUARY... referencias e influencias todas ellas de primer orden, porque LEMMING PROJECT se acercaron mucho a ese nivel. Quizá les faltó lograr temas más pegadizos, quizá no supieron plasmar en su continuación del 92 el aliento que hacía tan especial a este debut, o quizá simplemente no tuvieron suerte. Quién sabe...

martes, junio 17, 2014

FLAMES OF HELL- Fire and steel (1987)

Este disco es sin duda uno de esos pocos con categoría absoluta de "rareza": legendario, misterioso, inclasificable, disco de culto, pieza de coleccionismo... son algunos de los términos con que se le suele calificar, y no es para menos: fue grabado en la Islandia de 1987 (es decir, antes de toda existencia de una escena local, lo que los convierte en auténticos pioneros y en los decanos absolutos del Metal extremo en su país) por dos hermanos, Sigurður y Steinþór Nicolaison, junto a un tal Jóhann Richardsson al bajo, con portada hecha por un tercer hermano Nicolaison y editado en un reducido número de copias por el desconocido sello Draconian Records #666 (que no publicó nada más que este trabajo y que al parecer fue una ramificación de una editorial de libros francesa a través de la cual el citado tercer hermano distribuía sus creaciones pictóricas). Al igual que el pintor no volvió nunca a realizar portadas para grupos, sus dos hermanos tampoco han vuelto a estar involucrados en ningún otro grupo ni proyecto musical. Según los describía Guðmundur Óli Pálmason, batería de sus compatriotas SÓLSTAFIR y emparentado con ellos, los hermanos Nicolaison eran "los tipos más extraños que he visto nunca, muy parecidos entre sí, siempre con el pelo largo y negro, abrigos de cuero, pantalones negros y botas militares por las rodillas, y muy metidos en historias de ocultismo y satanismo".

Al margen de su condición de enigma, del oscuro contexto de su creación y de la casi inexistencia de ejemplares físicos, las cualidades musicales del disco son difíciles de valorar: es de esos discos que o se odian o se adoran, y es poco frecuente que aquel que lo oye acabe teniendo una opinión intermedia. Hay tantas razones para lo uno como para lo otro, porque raro, único e inclasificable lo es un rato, sobre todo en su día. Hoy puede que haya más referencias sonoras con las que emparentarlo, pero en 1987 no eran muchas, más allá de los inevitables VENOM, HELLHAMMER, CELTIC FROST o ya de lejos POSSESSED, junto a otros aún menos relevantes en la escena internacional de entonces como NME, MEDIEVAL o -también de lejos- TERMINAL DEATH. Estos isleños dados al esoterismo se dedican aquí a desplegar una suerte de Death-Doom-Black-Sludge de ambiente tétrico, sonido crudo y espíritu alucinado, combinado con una de las voces más desagradables de la historia del Metal con mayúsculas, un tipo que hace parecer a Tim Baker de CIRITH UNGOL como un tenor lírico, con un timbre y un modo de cantar como no se he vuelto a oír, a base de agudos imposibles, inflexiones absurdas, vibratos engolados y toda clase de rarezas que alcanzan su punto a la vez más glorioso y más ridículo en los gritos de cabrero de "Evil"... Colosal.

El grupo se presenta en su conjunto como devoto de la heterodoxia más orgullosa y sin complejos, rasgo por otra parte muy frecuente por aquellos años en que aún no existían caminos trazados y en los que el ideal supremo era precisamente abrirlos. Si la voz de Steinþór es rara, su técnica guitarrística no le anda lejos, sobre todo en los solos, ya que en la mayoría se dedica a hacer escalas una tras otra, sin ton ni son, arriba y abajo, aunque otras veces aporta interesantes motivos melódicos junto a espasmódicos rellenos y todo tipo de extravagancias repentinas. A todo esto, el bajo a lo suyo, con un papel muy correcto y muy sólido, creando junto a la batería el soporte que toda buena sección rítmica aporta a un conjunto de músicos. Sin ellos dos el disco no habría tenido sentido, igual que sin la insólita creatividad del citado Steinþór no habría tenido identidad. Las canciones mantienen también esta doble vía de sensatez y desvarío, en la que nunca queda claro cuál prevalece y que hace que uno no sepa muy bien si dejarse arrastrar por las cualidades hipnóticas del grupo o mandarles a paseo y pinchar algo más convencional. Los once minutos de "Heroes in black", con su odisea Doom, o la sabática "Flames of Hell" contrastan con andanadas más veloces como "From the grave" o "Cut you down", aunque la palma se la llevan a medias la apertura con "Fire and steel", donde la voz hace su desinhibida entrada en escena por todo lo alto, y la continuación realmente demencial con "Evil", tema que de alguna manera condensa todos los rasgos de la personalidad del grupo, para bien y para mal.

El disco, como queda dicho, se publicó originalmente en Francia en 1987; veintitrés años más tarde se reeditó de forma no oficial en un CD pirata que no era otra cosa sino la reproducción del vinilo pasada a formato digital; también en ese año 2010 aparecieron dos nuevas versiones en vinilo igualmente piratas (donde se incluía la transcripción de la entrevista en que el citado Guðmundur Óli Pálmason describía a los hermanos Nicolaison, además de tratar otra serie de temas), una de ellas en edición limitada a cien ejemplares de vinilo púrpura; y finalmente en el 2013, pese a que el grupo había mantenido aparentemente desde siempre que el disco no se reeditaría, el sello Deathcrush Records lo ha remasterizado y reeditado en formato virtual y lo ha puesto a disposición del público como descarga gratuita en su bandcamp. Pero esta versión tiene dos fallos graves, a mi juicio: que altera el orden original de los temas y que añade dos largas intros en los temas "Evil" y "From the grave" (cada una de unos dos minutos, junto a unos segundos de outro en "Evil"). Creo que si el disco fue concebido originalmente de una determinada manera hay que respetarlo si se quiere preservar su identidad verdadera, y el cambio en el orden de los temas lo transforma radicalmente. Ocurre igual con las intros, porque si un disco se construye deliberadamente sin intros, solo con música en el 100% de su duración, la inclusión posterior de estas, especialmente siendo tan largas, altera la esencia del original. Al menos han respetado mucho el sonido, ya que apenas limpian un poco la saturación y poco más, y en todo caso la iniciativa de Deathcrush Records es una buena oportunidad de escuchar este disco insólito y único en su época.