lunes, enero 06, 2014

NEPHRECTOMY- Geriatric coprophilia (2013)


He aquí la gran cagada de Jaymes Grundmann, haciendo un chiste fácil. Se trata de su otro proyecto casi en solitario, aunque, a diferencia de lo que hizo en ENTRENCHED INGURGITATION, en este parece estar al frente de forma estable, ya que ahora es él quien permanece y el cantante es el que ha ido cambiando, siempre mediante colaboración transoceánica: primero Vadim Moskalenko de los rusos CRANIAL OSTEOTOMY, que fue quien metió voces en este álbum, y actualmente Didi Splinder de los austriacos AURICULAR INSEMINATION. No se entiende muy bien que un tipo con el nivel vocal de Grundmann necesite buscar berreadores externos para sus proyectos, quizá sí en ENTRENCHED INGURGITATION porque el registro de Analator nada tenía que ver con el suyo, pero aquí las voces no se alejan de lo que él suele hacer e incluso quedan por debajo en cuanto a rendimiento (Analator es, por cierto, el creador de la idílica portada de este “Geriatric coprophilia”, bastante parecida en su concepción a la del “Born from rot” de LOATHSOME, también suya). En todo caso, lo que debería entrarle en la cabeza de una vez por todas a este maniaco del extremismo musical es que a las voces no tiene precio, pero como compositor está a nivel de parvulario.

Riffs absolutamente tontos, repeticiones hasta aburrir, música mal grabada, producción casera, mal sonido de batería… si es que se lo lleva todo. Lo único atractivo es el sonido de la guitarra, y el de la voz a ratos, pero eso no basta para soportar mucho tiempo seguido este desfile de ideas ramplonas, mediocridad, vulgaridad y Slam del peor, más gastado y más previsible. Y respecto a la duración total y a la inclusión de material de relleno, parece que el chico ha pillado la idea y ahora mete más intros pero más cortas, que es como debería ser siempre, porque así tienen gracia y también es la forma de que no sean una estafa. Sin embargo la estafa se mantiene -llamémosle sólo “estrategia”, para no crear suspicacias- porque vuelve a meter un primer “tema” de más de dos minutos y medio y otro más al final de cinco minutos largos, en ambos casos monólogos sobre asesinos en serie, el uno americano y violador y el otro japonés y caníbal, vaya derroche de imaginación. En total son ocho minutos más que cuela por la cara, en su línea, mientras que temas musicales como tal al final hay siete en unos diecinueve minutos. Lo siguiente ya será mandar cartas a sus fans y pedirles directamente que le den su dinero sin grabar nada, que lo mismo el pobre se cansa en el intento.

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