martes, marzo 18, 2014

RAPED BY PIGS- Squealing to the new world (2014)

Primer larga duración de los peruanos, tras una serie de complicaciones que retrasaron su salida, en principio prevista para septiembre del año pasado, hasta las primeras semanas de este 2014. Lo que ofrecen en este disco no se aleja mucho, estilísticamente, de lo que pululaba en los temas de su MCD "Gushing Orgasms 2", pero me temo que esta vez el formato completo les ha venido un poco grande. En aquella ocasión presentaban temas nuevos y rescataban otros anteriores, y las dimensiones reducidas de la entrega "por fascículos" demostraron ser un terreno en el que se movían a sus anchas. Ciertamente dieron en el clavo con la fórmula de temas variados en los que la economía de materiales era exprimida de forma magistral hasta sacarle todo su jugo. Ahora, en cambio, la ampliación de esa misma estrategia al gran formato da como resultado un conjunto demasiado heterogéneo, y lo que, dentro de su peculiar modo de componer, resulta una virtud se vuelve aquí motivo de irregularidades varias.

En general predomina el Slam bruto e instigador de lesiones cervicales, los ritmos machacones, los riffs sencillos y el imprescindible cerdismo gutural en las voces, aunque al mismo tiempo parece que hay algunas más partes Death que antes. En todo caso, el equilibrio se mantiene en niveles bien conocidos para los habituales del sector. Me apresuro a decir que la voz es tan espectacular como cabía esperar, César Pigs tiene una variedad de inflexiones formidable, aparte de un maravilloso gusto por lo más estridente, ruidoso y molesto del espectro vocal. La batería también mantiene el alto nivel establecido ya como seña del grupo, sin necesidad de deslumbrar pero conduciendo la maquinaria con pulso firme a lo largo de todos los cambios y ritmos que recorren el álbum. Y ahí viene el primer problema, que estos cambios son demasiados y demasiado aleatorios.

RAPED BY PIGS siguen logrando un alto nivel en todo lo que sea hacer arreglos, trabajar los materiales, introducir variaciones sobre un mismo patrón, explotar las combinaciones instrumentales, etc. Como dicen en el norte, son capaces de sacar leche de las piedras, y es que la habilidad en los mencionados terrenos es su mayor baza como compositores, pero la parte creativa de un disco no acaba ahí. Los temas no tienen identidad porque no siguen ninguna idea individual, son una sucesión de partes que dan la sensación de que podrían estar en cualquier otro sitio y el resultado sería el mismo o parecido. Y, por otra parte, pese a la mencionada habilidad, los materiales de por sí son demasiado genéricos, muy poco originales, y ni con todo su ingenio para darles la vuelta, estirarlos, contraerlos y zarandearlos hasta agotar sus posibilidades consiguen que dejen de serlo, y es que si el punto de partida es pobre, al final se nota.

La producción tampoco ayuda a paliar estas carencias, se echa en falta más contundencia en los graves, ya que el bajo por momentos parece ausente. Por todos es sabido que el género gana mucho con un sonido cuanto más redondo mejor, para poder machacar al oyente con una bola de sonido que le aplaste la cara contra el suelo, y aquí falta esa densidad que permite que incluso un riff de una nota suene como si llegara el final de los tiempos y el planeta se cayera sobre tu cabeza. Las guitarras son afiladas y cortantes, sí, cada cosa está en sitio, el sonido es claro y todo se entiende, pero casi habría sido preferible transigir con una pérdida de nitidez si se hubiera ganado en potencia. No es el mayor de los convenientes, pero la producción le hace flaco favor a los temas, ya de por sí normalitos. Eso sí, en directo y con un buen sonido, asistir a la devastación gorrinácea de estos enfermos tiene que ser toda una experiencia.

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