jueves, marzo 20, 2014

TROCOTOMBIX - Psicopompos (2013)

¡Los valencianos atacan de nuevo! Así es, poco antes de que acabara el pasado año sacaron este segundo trabajo completo, para mayor gloria de su esquizofrenia musical y su particular odisea psicotrópica, plasmadas ambas de nuevo en títulos delirantes y, sobre todo, en una propuesta compositiva sin rivales en el ámbito nacional. Esta vez su estilo se inclina más decididamente en la dirección del Grindcore convencional, el de siempre, el de toda la vida, en el sentido de que es menor la presencia de elementos que no sean los propios del género, frente a las partes acústicas, melódicas y técnicas que se paseaban libremente por su debut. Aun así la diversidad de ritmos y de riffs que ponen sobre el tapete es igual de alucinante, incluso tiene más mérito, porque lograr esa sorprendente variedad sin recurrir a usar un montón de elementos ajenos es aún más difícil. Básicamente cogen los presupuestos del Grindcore y los estiran hasta sus límites. Se sacan de la manga un catálogo de ideas a cual más imaginativa pero limitando siempre el nivel de extravagancia, todo gracias a una inspiración en estado de gracia. Encima la brutalidad es la propia de cualquiera de los exponentes más cafres del género, ¿qué más se le puede pedir?

La batería vuelve a ser la gran protagonista en la sombra, la responsable de dar las puntadas que mantienen unido el tejido. Todo está encajado con precisión ultrasónica y cada cambio de ritmo (y son incontables) entra donde debe y siempre conducido por la sabia mano de Daniel Ayala. Redobles, fill-ins, blasts, contratiempos, acentos en los platos, cada cual cumple su función, sin llamar la atención, sin alardear de virtuosismo, pero basta prestar un poco de atención para valorar su contribución como se merecen. Las cuerdas, por su parte, se llevan lo más vistoso del espectro compositivo, como es de esperar. Yo no sé qué se meten estos tipos, de qué se alimentan o a qué dios invocan, pero es una proeza cómo consiguen hacer temas Grindcore con frases y riffs tan distintos entre sí, tan ocurrentes sin resultar forzados, tan poco comunes en el género, pero que a la vez te patean la cara de principio a fin. Es perfecto para los amantes de la brutalidad directa y también es perfecto para los que se quieran parar a apreciar los detalles y a admirar su desbordante creatividad. De nuevo, ¿qué más se puede pedir?

Las letras también siguen en su línea: cortas y concisas, a caballo entre lo social y lo surrealista, combinando imágenes oníricas y elementos sacados de la realidad más inmediata. Violencia y rabia destiladas en perlas de extraña naturaleza, como todo lo que crean. Por ir terminando, lo que han hecho TROCOTOMBIX es ir un paso más allá que en su anterior trabajo, buscar el "más difícil todavía" y conseguirlo pero no a base de añadir recargamiento o querer ir de raritos por la vida, sino todo lo contrario. Eso sí que es difícil. Sacar del Grindcore lo que ni el propio Grindcore sabía que tenía es digno de alabanza. Fuerzan un poquito las cosas a veces, sí, también es cierto, y algún momento aislado puede chirriar, pero es ocasional. Creo que no solo a nivel nacional, sino más allá de nuestras fronteras no hay mucho más de media docena de grupos con esta prolífica inventiva y con una aproximación tan indomable y fresca a un género a menudo asfixiado en su propio reduccionismo.

El disco ha sido coeditado por Noma Records, Hecatombe Records, Nooirax Producciones, Discos Macarras y el propio grupo, por ahora en formato vinilo (la edición en CD quizá se la planteen más adelante), incluyendo las letras y un interesante artwork, y limitado a quinientas copias. ¿A qué esperas para hacerte con una?

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