sábado, abril 26, 2014

BATTLEFIELD- We come to fight (Mini-LP, 1988)

La escena alemana de los 80 fue fecunda en todos los campos, pero quizá destaque en ella, aparte del Thrash inconfundiblemente teutón y separado del americano, la mezcla de géneros que protagonizaron bandas como HELLOWEEN, RAGE, GRAVE DIGGER y RUNNING WILD (todos ellos grupos longevos, constantes, trabajadores y productivos como pocos), ese híbrido de Thrash y Speed cuando aún ninguna de las dos etiquetas estaba clara, que incorporaba elementos de Heavy tradicional y pronto también de Power y que tendría continuación poco después en grupos como GAMMA RAY, SCANNER o BLIND GUARDIAN, y ya en la década siguiente en herederos parciales de su estilo como IRON SAVIOR, PRIMAL FEAR, etc. De ese magma en el que bullían y se fundían géneros, identidades y sonidos salió este desconocido Mini-LP de Speed/Thrash a cargo de un grupo igualmente desconocido llamado BATTLEFIELD. No solo desconocido, sino también efímero en esta primera encarnación, ya que al poco de publicar su debut se transformaron en otra entidad completamente diferente, cambiaron a tres de sus cinco componentes, incluida la cantante, cambiaron de logo, de sello discográfico y sobre todo de orientación musical. Pero esa es otra historia.

En 1988 "We Come To Fight" vio la luz bajo el sello también desconocido y también efímero T.R.C. (siglas de The Record Company, nombre que más bien sugiere una autoedición encubierta bajo el auspicio de BMG Ariola). Que lo clasificaran como Mini-LP no deja de ser curioso: las diferencias entre Mini-LP, EP y Maxi-Single no siempre están claras y tienen que ver con si se reproducen a 33 o a 45 rpm, con la cantidad de temas que incluyen y hasta con el tamaño en pulgadas, pero también, como indican sus nombres, con su naturaleza, es decir, si se trata de un LP más corto de lo normal o de un Single más largo (tanto "Extended Play" como "Maxi-Single" aluden a este concepto, si bien el Maxi-Single incluía en la cara A un tema sacado de un LP y en la B dos o tres en lugar de uno solo como en un Single, pero luego encontramos casos como el "The $5.98 EP - Garage Days Re-Revisited" de METALLICA, que en su propio nombre se presenta como EP cuando en realidad tiene todos los rasgos de un Mini-LP). Al margen de estos líos, "We Come To Fight" dura más que el "Reign In Blood" de SLAYER, pero como tiene cinco temas en lugar de diez le cascaron la etiqueta de Mini-LP y a correr. Debe ser uno de los Mini-LPs más generosos que existan, visto lo visto.

No se trata de una obra maestra ni de un discazo que hubiera podido cambiar el rumbo de la historia, pero es un pequeño tesoro que merece la pena rescatar y que, quizá, si hubiera tenido más repercusión habría llevado al grupo por otros derroteros, de manera que hubieran podido ofrecer trabajos maduros de cierta envergadura dentro de este estilo en lugar de mutarse en algo que no les llevó a ninguna parte. Nunca lo sabremos. Lo que aquí plasmaron tiene un montón de atractivos que llegan a enganchar, junto a ideas poco originales y en general un refrito de elementos ajenos ya plenamente asentados en 1988. No eran unos adelantados, qué duda cabe, pero desbordaban intensidad a raudales, entrega y muchas ganas. Sobre todo intensidad, a un nivel mayúsculo en todos los temas y en la ejecución de todos los músicos, pero más aún en la de su cantante. A esta intensidad contribuyen el sonido, crudo y elemental, y también la propia grabación, hecha con modestia y escasez de medios, de forma que todo suena increíblemente natural y cercano, vivo, real, creíble. No hay retoques ni remezclas, no doblan las guitarras durante los solos y el bajo se queda solo más de una vez, y durante el último minuto de "Possessed Preacher" se marcan un final sostenido propio del más rabioso directo. Genial y emocionante.

Las composiciones están repletas de cambios: cambios de ritmo, cambios de velocidad, cambios entre unas partes y otras dentro de cada tema, riffs diferentes, secciones nuevas, pequeñas transiciones... siempre buscando la amenidad y la sorpresa, pero a la vez construyendo estructuras bastante clásicas con la conocida alternancia estrofa/estribillo. Y ahí reside otro de sus atractivos, los efectivos y pegadizos estribilllos. Cada tema tiene el suyo y todos son ingeniosos y chispeantes, al más puro estilo ochentero. Los riffs puede que sean bastante convencionales, pero los estribillos les dan a los temas la proyección necesaria para tener fuerza perdurable y personalidad propia. Los solos son otra gran baza del álbum, solos rápidos, dinámicos y cortantes, más interesados en la expresividad que en la técnica, a veces compitiendo ambas guitarras en velocidad y otras trabándose en melodías dobladas al estilo maidenesco, y hasta quedándose solas unos instantes en medio de "Grave Of The Unknown". Y por último la voz de Cornelia Ernst... una voz que de puro peculiar será o bien insufrible o bien adictiva, dependiendo del oyente, una de esas voces con un nosequé irritante, como puedan ser las de Bobby Ellsworth o Tim Baker (o en otros contextos las de Brian Johnson, Axl Rose o Justin Hawkins), pero a la que no se le puede negar autenticidad, pasión y furia. Tan fácil es odiarla como lo es cogerle gusto a sus gritos casi histéricos, a su agresividad en las estrofas combinada con estribillos perfectamente cantados, a su timbre femenino traspasado por inflexiones violentas que escupen rabia y que la colocan a la altura de las Debbie Gunn, Dawn Crosby, Nicole Lee y Sabina Classen con las que compartió década. Hoy día su estilo tiene continuidad en la cantante de los suecos TYRANEX, además de que el propio grupo en su conjunto se asemeja mucho a BATTLEFIELD, por la mezcla de corrientes, por sus elementos melódicos y por el peso de los estribillos.

De los cinco temas, el más corto ronda los cuatro minutos, otros tres superan ampliamente los cinco minutos y el último, "Possessed Preacher", alcanza los nueve. Claro, que este tiene una primera parte de dos minutos y medio sin relación con el resto del tema, igual que "We Come To Fight" empieza con una intro de minuto y medio que perfectamente podría haber sido un tema separado. "Nuclear Fight" es el único que empieza sin preámbulos de ningún tipo y quizá por eso es el menos largo de todos. "Possessed Preacher" tiene un absurdo parón poco después del 5'30, no por el hecho de parar, sino porque hay un largo silencio que desconecta totalmente las partes entre sí y que se habría arreglado simplemente con adelantar el rasgado furibundo con que retoman el tema (hacen algo parecido, aunque no tan largo, al final de "Nuclear Fight", antes de que el bajo marque el regreso). "Grave Of The Unknown", quizá ligeramente más flojo que los demás, empieza con una recreación casi idéntica del principio de "Necrophiliac" y luego tiene un riff principal también demasiado parecido a SLAYER, pero son defectos ocasionales. En general, pese al gran número de pasajes y riffs puramente Thrash, es evidente que el grupo no pretendía hacer Thrash Metal al uso, los temas no van por ahí y la multitud de melodías así lo confirma, aparte de pequeños detalles como el principio de "Nuclear Fight" o la reanudación de "Possessed Preacher" tras el mencionado parón, dos casos en que la batería marca de forma extraña el comienzo de sendos riffs típicamente Thrash.

Hay otra serie de pequeños o no tan pequeños elementos que se suman para hacer que este disco sea atractivo e interesante, como el principio acústico de los temas "Knock Down The Door" y "Possessed Preacher", ciertas melodías en concreto, sobre todo a cargo de la voz, detalles de naturalidad como el "rallentando" de "We Come To Fight", hoy día casi impensable, o la fabulosa labor del bajo, aparentemente discreto pero de enorme calidad, como se pone de manifiesto cuando pasa al pimer plano en el largo principio de "Possessed Preacher"; en realidad es así durante todo el disco, si bien hay que prestar atención para detectarlo porque el sonido no siempre ayuda (el estribillo de "Grave Of The Unknown" es un buen ejemplo). En general eso es algo que se puede aplicar a todo el álbum, el hecho de que vale la pena prestar atención para llegar a descubrir todos sus encantos, que son muchos, y para apreciar todo su potencial, propio de un disco de primera línea y a la altura de muchos de sus coetáneos, en particular compatriotas, que por razones que no vienen al caso tuvieron más proyección o más visibilidad y acabaron afianzando carreras de largo recorrido, como sin duda habrían merecido BATTELFIELD a juzgar por este intenso, inquieto y sorprendente debut.

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